La mayoría de las
personas en sus cuarenta en la actualidad crecieron con la ciencia como el fin
de la actividad del ateísmo naturalista. Desde su punto de vista, una
explicación «científica» es aquella que describe un universo carente de
significado, de valores o de propósito. Es así que la identificamos como
explicación científica.
La ciencia no fue siempre
comprendida en este sentido, y el nuevo enfoque tiene consecuencias. Por
ejemplo, significa que la cosmología
del multiverso puede consistir enteramente de suposiciones exentas de
evidencia. Pero bien pocos cuestionan su posición como ciencia.
De hecho, el físico Carlo
Rovelli suena particularmente anticuado cuando
dice: «La ciencia no avanza con suposiciones». Esto depende de lo que uno
considere avance. Si «ciencia» significa proyectos
como deshacerse del Big Bang y del ajuste fino del universo —con independencia de la evidencia,
porque huelen a teísmo— entonces las suposiciones son una estrategia aceptada y
aceptable.
De la misma manera, los
estudios sobre el origen de la vida son «científicos» hasta allí donde buscan
un origen sin
ninguna causa inteligente. Un siglo y medio de callejones sin salida no
lleva a ningún replanteamiento; ni se lograría con todo un milenio de fracasos.
Incluso si los teóricos probabilistas pueden demostrar, más allá de toda duda
razonable, que se precisa de una causa inteligente, su correcta explicación
sería descartada sin más porque no es «científica».
Y en los estudios sobre evolución humana, el punto de
partida es que «los humanos son primates evolucionados, una ramita
nada excepcional en el árbol de la vida, aunque, como otras ramitas, somos unos
aparecidos accidentales». Una vez más, nadie intenta demostrar esta
proposición. Y ningún descubrimiento que no dé
respaldo a esta interpretación puede considerarse «ciencia». Cualquier
tesis que sí respalde esta proposición, incluso si se afirma que los humanos son
híbridos
entre chimpancés y cerdos, puede considerarse ciencia.
De modo que el método
«científico» de abordar la menos material de todas las entidades, la mente
humana, significa interpretarla de una manera naturalista y materialista.
Darwin abrigaba dudas
acerca de cómo el período Cámbrico se
ajustaba a su teoría. Pero su «horrenda duda»
tenía que ver con la mente humana:
Pero entonces siempre surge en mí la horrenda duda acerca de si las
convicciones de la mente humana, que se ha desarrollado a partir de la mente de
los animales inferiores, sin de ningún valor o en absoluto dignas de confianza.
¿Confiaría nadie en las convicciones de la mente de un mono, si es que hay
convicciones algunas en tal mente?
En futuros artículos
contemplaremos el «difícil problema» de la conciencia y los rompecabezas que el
libre albedrío, el altruismo y la religión suscitan para el naturalismo.
Además, haremos una exploración paralela de las expresiones de la cultura
popular del naturalismo: declaraciones «evolucionistas» acerca de la
psicología, la política, los negocios, el arte. Estas declaraciones son a
menudo tomadas en serio por los líderes de opinión. A fin de cuentas, por muy
estrafalarias que sean, sólo necesitan ser totalmente naturalistas para ser
aceptables, al menos potencialmente, como ciencia.
La mayoría de
explicaciones parciales o completas de la mente humana proponen uno de los
siguientes modelos:
- El cerebro genera al azar ilusiones que se autoorganizan como una «mente». La conducta, así, se explica mejor mediante el estudio de las neuronas (neurociencia) que por el estudio de una ilusoria «mente».
- Nuestros antecesores hominoides transmitieron genes hipotéticos mediante la selección natural que actuaba sobre mutaciones aleatorias. Estos pretendidos (que no demostrados) genes resultan en nuestras actitudes, valores, creencias y conducta — erróneamente contemplados como el resultado de procesos del pensamiento (psicología evolutiva).
- En la actualidad, unos genes identificados determinan la conducta, a la manera en que un interruptor de corriente controla un circuito. Estos incluyen el gen del «mal conductor», el gen de la infidelidad, y el gen liberal, para empezar. Sea que estas afirmaciones se correspondan o no con la manera en que funcionan los genes, los medios de divulgación de la ciencia popular los considera verosímiles porque son naturalistas. Esquivan ilusiones muy extendidas como las elecciones morales e intelectuales.
- La conducta de nuestros primos primates puede explicar la nuestra porque somos chimpancés en un 98 por ciento. La adopción de una perspectiva naturalista significa nunca tener que hacer preguntas de sentido común como estas: Si el comportamiento de los chimpancés explica el nuestro, ¿por qué ellos no se desarrollaron como nosotros? El naturalismo simplemente no procesa esta clase de planteamientos. Es verdadero con independencia de las evidencias, y no puede ser refutado por fallos probatorios.
- Los entusiastas de la Inteligencia Artificial esperan crear máquinas conscientes con una inteligencia superior, en resumen, una mente material. Según algunos, 2020 es el año apocalíptico vigente. Nos acomodaremos a este enfoque, aunque sólo sea porque tantos se lo toman en serio. Otra vez, por absurdo que sea, si es naturalista, es ciencia.
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