¿Por
qué sólo vemos veinte aminoácidos en la vida? Aunque se usan también un par de
aminoácidos menos conocidos (la selenocisteína y la pirrolisina), estos siguen
unas rutas especiales que no usan el código genético. Existen cientos de formas
de aminoácidos, pero la vida usa universalmente el mismo subconjunto de veinte.
Aquí tenemos un ejemplo de la capacidad explicativa de la tesis de un diseño
deliberado frente al evolucionismo.
En
Science
Advances (el brazo publicador de acceso abierto de la AAAS),
evolucionistas españoles abordan esta cuestión con una nueva propuesta: la
«saturación de los elementos de reconocimiento bloquea la evolución de nuevas
identidades de ARNts». La evolución chocó con un muro. Una vez que veinte ARN
de transferencia (ARNts) entraron en operación, ya no quedaron más bolsas de
enlace para otros adicionales en el ribosoma.
La
comprensión de los principios que condujeron a la actual complejidad del código genético
es una cuestión central de la evolución. La expansión del código
genético exigió la selección de nuevos ARNs de transferencia (ARNts) con señales
de reconocimiento específicas que les permitieron madurar, ser modificados,
aminoacilados, y procesados por el ribosoma sin comprometer la fidelidad ni
la eficiencia de la síntesis de las proteínas. Aquí mostramos que la
saturación de señales de reconocimiento bloquea la emergencia
de nuevas identidades de ARNts y que el ritmo de sustituciones de nucleótidos
en los ARNts es más alto en especies con menos genes de ARNt. Proponemos que
el crecimiento del código genético se detuvo debido a que se alcanzó un límite
en la cantidad de elementos de identidad que pueden usarse de forma efectiva en
la estructura del ARNt. [Énfasis añadido]
Observemos,
ya de entrada, que hay un código genético
fiel y eficiente. Los autores
explican esto con una explicación aparentemente razonable: la evolución estaba
en proceso de expandir el código, pero acabó las posibles señales de
reconocimiento. Añadir más habría reducido la fidelidad y la eficiencia de la
síntesis de las proteínas. Pero, ¿queremos realmente imponer límites a la
evolución? La selección natural es la fuerza que dio origen a casi un billón de
especies, según nuevas estimaciones (Science
Daily).
Noticias
procedentes de IRB Barcelona intentan justificar la propuesta en términos
aptos para el hombre de la calle:
La
naturaleza está en constante evolución —sus límites quedan determinados sólo
por variaciones que amenazan a la viabilidad de las especies. La investigación en el origen y la
expansión del código genético son fundamentales para explicar la evolución de
la vida. En Science Advances, un equipo de biólogos especializados
en este campo explican una limitación que pone el freno a un desarrollo
adicional del código genético, que es el conjunto universal de reglas que usan
todos los organismos en la Tierra para traducir secuencias genéticas de ácidos
nucleicos (ADN y ARN) a las secuencias aminoácidas que componen las proteínas
que realizan funciones celulares. [Las negritas pertenecen al original.]
El
límite lo impone la forma, según explica el artículo:
La
saturación del código genético tiene su origen en los ARNs de transferencia
(ARNts), las moléculas responsables de reconocer la información genética y de
llevar el aminoácido correspondiente al ribosoma, el lugar donde la cadena de
aminoácidos se compone en proteínas siguiendo la información codificada en un
gen determinado. Sin embargo, la cavidad
del ribosoma en el que los ARNts tienen que ajustarse significa que esas
moléculas tienen que adoptar una forma en L, y ahí hay muy poca posibilidad de
variación entre ellas. «Habría sido para beneficio del sistema haber hecho
nuevos aminoácidos porque, en realidad, usamos más que los 20 aminoácidos que
tenemos, pero los adicionales se incorporan a través de unas rutas muy
complicadas que no están conectadas con el código genético. Y llegó un momento en el que la Naturaleza
se vio incapaz de crear nuevos ARNts que difiriesen lo suficiente de los ya
disponibles sin provocar un problema con la identificación del aminoácido
correcto. Y esto sucedió cuando se llegó a 20 aminoácidos», explica Ribas.
Uno
podría decidir aceptar esta explicación y fiarse de la capacidad de la
evolución de explicar unas realidades desconcertantes. Pero aquí tenemos
algunas preguntas que dejan a descubierto la superficiales que son realmente
esas explicaciones. Podemos comenzar con las siguientes:
- ¿Por qué el ribosoma no evolucionó para aceptar más formas?
- ¿Por qué no coevolucionaron los ARNts con un ribosoma en evolución?
- ¿Por qué las aminoacil ARNt sintetasas no coevolucionaron con los ARNts?
- ¿Por qué algunas especies no sustituyen diferentes aminoácidos por el mismo codón?
- Puesto que el código genético es degenerado, ¿no hay amplio espacio para experimentos evolutivos con aminoácidos adicionales?
- Decís que se llegó a este límite hace tres mil millones de años. ¿No es este mucho tiempo para que la evolución pueda extenderse?
- La evolución parece perfectamente capaz de construir jirafas a partir de microbios en 500 millones de años. ¿Dónde está vuestra fe?
- ¿No estaría un crítico justificado calificando esta explicación de falacia post-hoc, es decir, «existe, por tanto evolucionó»?
Naturalmente,
hay más preguntas. La cuestión es que los evolucionistas no tienen problemas a
la hora de invocar la selección natural como manera de superar límites mucho
más estrictos que este. Parece muy artificioso imponer un límite hace tres mil
millones de años que sencillamente coincide con la observación de que toda la
vida usa el mismo código genético, y el mismo sistema de ribosomas y de ARN de
transferencia.
Si
la observación sigue siendo importante en la empresa científica, podemos
inferior una explicación muy diferente. Las observaciones cruciales aquí son:
universalidad, fidelidad y eficiencia. El sistema increíblemente eficiente tan
elegantemente presentado en La clave del misterio de
la vida es una máquina eficiente y precisa. Usa suficientes especies de
aminoácidos para permitir la construcción de millones de productos proteínicos,
pero no tantos como para atestar la fábrica. Y este mismo sistema tan elegante
aparece universalmente en tres reinos de la vida, tan diferentes como las
arqueas y los aardvarks.
El
sistema incluye también una traducción de un lenguaje a otro. El código
genético, compuesto de bases de ADN, se traduce al código de las proteínas,
compuesto de aminoácidos. El estrecho acoplamiento de esos sistemas es un
argumento en contra de su aparición independiente. Añadamos a esto todo un
conjunto de mecanismos de corrección de errores, y el parecido al software de
origen humano es asombroso — excepto que el sistema biológico sobrepasa de
lejos a todo lo que los humanos hayan llegado a inventar.
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