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Mecanismos de la evolución: Selección natural y la complejidad irreducible



Como mostramos el principio, la más grande dificultad de la teoría de la evolución (transformista) por selección natural, es que no puede hacer posible que nuevos órganos o rasgos se den en los seres vivos. La selección natural no puede desarrollar nueva información genética en las especies, por lo tanto, no puede utilizarse para argumentar la aparición de nuevas especies. El más grande defensor de la teoría del “equilibrio puntuado” (punctuated equilibrium), Steven Jay Gould, se refiere a este gran obstáculo para la selección natural, de esta manera:


“La esencia del darwinismo yace en una sola frase: la selección natural es la fuerza creativa del cambio evolucionario (transformista). Nadie niega que la selección jugaría un papel negativo al eliminar lo que no es adecuado, pero las teorías darwinianas requieren que ésta haga posible lo que es adecuado también” [17].

Otro de los métodos engañosos que los evolucionistas emplean en el tema de la selección natural es su esfuerzo en presentar éste mecanismo como un diseñador inteligente. Sin embargo, la selección natural no tiene inteligencia alguna. Ésta no posee voluntad alguna para decidir lo que es bueno o conveniente y lo que es malo o inconveniente para los seres vivos. Como resultado de esto, la selección natural no puede explicar los sistemas biológicos y los órganos que poseen la característica de “complejidad irreductible” (irreducible complexity). Estos sistemas y órganos están compuestos de un gran número de partes cooperando entre sí, y no pueden funcionar si alguna de sus partes falta o está defectuosa. Por ejemplo, el ojo humano no funcionará a menos que esté constituido de todas sus partes y en buen estado.

Por consiguiente, la voluntad que es capaz de poner en conjunción todas esas partes debe ser capaz de prever el futuro e ir directamente al objetivo de otorgar una ventaja como consecuencia de la inclusión de un elemento, en la etapa final. Y ya que la selección natural no tiene conciencia o voluntad alguna, no puede llevar a cabo tal tarea. Este hecho, que derriba los fundamentos de la teoría de la evolución (transformista), también preocupaba a Darwin, quien escribió: “Si puede demostrarse que cualquier organismo complejo existió y que no pudo haber sido formado por numerosas y sucesivas modificaciones mínimas, mi teoría se vendría irremediablemente abajo” [18].


REFERENCIAS´
[17] Stephen Jay Gould, “The Return of Hopeful Monster”, Natural History, vol. 86, June-July 1977, p. 28.
[18] Charles Darwin, The Origin of Species: A Facsimile of the First Edition, Harvard University Press, 1964, p. 189.

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