Pregunta
Mi pregunta es una que surge de frustración al tratar con un ateo en particular quien es colega mío. Esto definitivamente afecta a las demás personas a mi alrededor, incluyéndome a mí, y no puedo encontrar algo en sus libros o en su página Web que me ayude a abordar el tema de la probabilidad de que Dios exista es igual a cero.
Él dice que cuando alguien quiere averiguar la probabilidad de que un acontecimiento suceda, simplemente tiene que dividir el acontecimiento entre el total de todos los acontecimientos. Un ejemplo sencillo de esto es la probabilidad de rodar un 1 en un dado de seis lados, lo cual sería 1 (el acontecimiento que se quiere) divido por 6 (todos los acontecimientos posibles). De modo que cuando usted desea saber la probabilidad de que Dios existe, usted simplemente divide el que usted escoge entre todos los acontecimientos posibles. Como usted no tiene prueba que indique que algún Dios es más probable que cualquier otro, eso le da un número infinito de acontecimientos posibles. Por lo tanto, cuando usted hace la probabilidad, obtiene 1 dividido por la infinidad lo cual es cero. Cuando le cuestiono de que la infinidad es la constante incorrecta de usar, el responde con “está bien, ¿por qué no es la infinidad el número correcto para usar? ¿Tienes alguna prueba de un Dios específico del cual nadie parece saber? Si no lo tienes, entonces ¿cómo no puede ser tan probable cualquier otro dios? Esto no es tan difícil, es lógica básica. Como no tengo prueba que ellos existen, puedo inventarme nuevos dioses todo el tiempo. Cuando algo no se puede probar, tiene un conjunto infinito de instancias similares por defecto. Digo otra vez, eso es lógica básica.”
Respuesta (William Lane Craig responde)
Aunque tu pregunta plantea algunos asuntos técnicos en la teoría de la probabilidad, a los que voy a regresar al final de esta respuesta, con toda franqueza, Jason, dada tu familiaridad con el libro “On Guard” (En Guardia) y con los otros recursos, debería ser algo fácil responder a esta pregunta. Échale un vistazo a la página 161 de On Guard:
Las probabilidades son siempre relativas a alguna información de trasfondo… Ahora bien, el ateo dice que la existencia de Dios es improbable. Inmediatamente deberías preguntar, ‘¿Improbable relativo a qué?’ ¿Cuál es la información de trasfondo?...La pregunta interesante es de si la existencia de Dios es probable relativa al ámbito total de la evidencia.
¡Si le hubieses hecho esa pregunta a tu amigo, hubiera sido evidente que él no estaba considerando ninguna información de trasfondo! Él parece estar hablando de algún tipo de probabilidad absoluta de la existencia de Dios Pr (D) en abstracción de alguna información de trasfondo (I) y una evidencia (E) específica. Ese es un ejercicio sin sentido. Parece que él se está imaginando todas las deidades posibles que pudieran existir y se pregunta, “¿Cuáles son las probabilidades a priori de que exista una de esas deidades?” ¡Que cosa tan tonta! Eso sería como investigar acerca de la probabilidad absoluta de una persona en específico, por ejemplo de que tú existas, dado el número infinito de personas posibles que pudieran existir. Nadie está interesado en esas probabilidades absolutas, si es que existan dichas cosas. Lo que queremos saber, más bien, es la probabilidad de tu existencia o de la existencia de Dios relativa a nuestra información de trasfondo y a la evidencia específica: Pr (D/E & I).
Ahora bien, en el libro On Guard doy cuatro argumentos independientes a favor de la existencia de Dios que sirven para mostrar que Pr (D/E & I)>>0.5. Por lo tanto, deberías rechazar categóricamente la afirmación de tu amigo de que “usted no tiene prueba que indique que algún Dios es más probable que cualquier otro.” (¿Cómo se te pudo pasar eso, Jason? ¡Para eso es que están esos argumentos!). Cuando él exige, “¿Tienes alguna prueba de un Dios específico…?” deberías responder, “sí, tengo evidencia relativa a la cual la existencia de Dios es muy probable.” Entonces, él tiene que tratar con tus argumentos. Ya él no puede recurrir a su probabilidad a priori, de la misma manera que alguien que niegue tu existencia tiene que tratar con la evidencia de tu existencia. ¡Eso lanza una discusión de los argumentos teístas, lo cual es el lugar exacto a donde quieres estar!
En cuanto a los asuntos técnicos, cuando tu amigo afirma, “Si no [tienes evidencia de la existencia de Dios], entonces ¿cómo no puede ser tan probable cualquier otro dios? Esto no es tan difícil, es lógica básica,” él está presuponiendo una teoría de la probabilidad lógica que es altamente contradictoria y es rechazada por casi todos los teóricos de la probabilidad de hoy. Me encontré con esa pregunta cuando me preparaba para mi último debate con Michael Tooley hace varios años. Le consulté a Timothy McGrew, un profesor de Filosofía en la Universidad Western Michigan, quien escribe acerca de la teoría de la probabilidad. Él me explicó que la mayoría de los teóricos negarían que a falta de evidencia la probabilidad de la existencia de Dios se debe computar como tu amigo sugiere.
Está correcto de que en la falta completa de evidencia hay un tipo de simetría de ignorancia acerca de las visiones competentes. No tendríamos ni idea de cual es verdadera. Pero tu amigo interpreta eso para decir que las opciones competentes son todas igualmente probables. Y eso es falso. Para ver por qué, consideremos una ilustración que proporciona el matemático Peter Walley de una bolsa cerrada con canicas de colores. Si entras la mano y saca una canica, ¿cuál es la probabilidad de que sea roja? Walley dice,
Una respuesta simplista es decir que, porque hay dos posibles resultados (roja y no roja) y ninguna información para favorecer una, la probabilidad debe ser 1/2 … Pero uno podría aplicar el mismo principio para los colores azul y verde en vez del rojo…y ellos, cada uno, no pueden tener la probabilidad ½… Cualquier evaluación precisa parece completamente arbitraria. [1]
Según Walley, la respuesta correcta es decir, “No tengo ninguna información acerca de la probabilidad de sacar una canica roja, de modo que no veo por qué debería apostar a favor o en contra del rojo en cualquier probabilidad.”
Luego Walley proporciona un modelo diferente de probabilidad el cual asigna, no valores precisos a alternativas diferentes, sino intervalos. Por ejemplo, a falta de cualquier información acerca del color de las canicas en la bolsa, el modelo asigna probabilidad vacuo de 0 a 1 de extraer una canica roja, lo cual es justamente lo que debería ser para un estado de ignorancia completa.
Cuando se aplica a la existencia de Dios, lo que esto quiere decir es que a falta de cualquier evidencia, simplemente no deberíamos tener ninguna opinión de si o no Dios existe. No hay implicación de que la probabilidad de la existencia de Dios sea de 0.
La teoría de tu amigo se parece a los Fundamentos Lógicos de la Probabilidad de Rudolf Carnap (1951), en los que Carnap intentó formalizar probabilidades previas en términos de descripciones del estado y descripciones de estructura de un sistema. McGrew comenta:
El intento de determinar las probabilidades previas de una manera objetiva utilizando las descripciones de estado y de estructura capta dos de nuestras intuiciones: permite aprender de la experiencia y promociona la idea de sentido común de una afirmación contingente compleja. Pero también posee muchos problemas que han sido bien conocidos desde la publicación de los Fundamentos Lógicos de la Probabilidad de Carnap en el 1951. En particular, las probabilidades son relativas al lenguaje que se utiliza en la descripción—añadir más predicados cambia la probabilidad, un hecho que el mismo Carnap entendía muy bien. Hay otros enfoques al aprendizaje desde la experiencia que no sufren de ese defecto. Utilizar ese tipo de sistema artificial para plantear una suposición en contra de la existencia de Dios es realmente gracioso.
Por lo tanto, no te dejes engañar por la apelación confiada de tu amigo a la “lógica básica.” Él simplemente te está tratando de engañar.
Referencia
[1] Peter Walley, “Inferencias de Datos Multinomiales: Aprendiendo acerca de una Bolsa de Canicas,” Journal of the Royal Statistical Society B 58/1 (1996): 3-57, página 4-5.
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