“La ausencia de
pruebas no es prueba de ausencia”. Esta afirmación fue pronunciada por el
conocido divulgador científico Carl Sagan. La frase es de un enorme sentido
común ya que porque una cosa no se haya demostrado no significa necesariamente
que no exista. Puede significar simplemente que no se ha demostrado… todavía.
Me llama mucho la atención que esta idea la popularizase un agnóstico como Carl
Sagan porque precisamente hoy muchos ateos y escépticos esgrimen justo lo
contrario, lo que evidencia una cortedad de miras tan brutal que asusta.
“¿Dónde está Dios?
Pruébame su existencia” -te dicen-. “Si no has podido demostrarla entonces es porque
no existe, porque no es más que un ser imaginario en la mente de los
ignorantes”. Cosas así las oigo a menudo. Y te lo dicen como si a Dios se le
pudiese encerrar en un laboratorio o ponerlo debajo de un microscopio. O como
si pudieses obligar a Dios a mostrarse incluso si Él no quiere. Lamentable. Los
ateos defienden una idea descabellada: si no está demostrado entonces no
existe, que es como decir que la ausencia de pruebas sí es prueba de ausencia.
Veamos qué pasaría si
aplicáramos este razonamiento ateo a otras áreas de la vida. La materia oscura
se descubrió en el siglo XX. ¿Quiere decir eso que no existía en el XIX? ¿No existía la gravedad
antes de que el físico Isaac Newton la descubriera? ¿O la ciudad de Troya antes
de que el arqueólogo Henry Schliemann hallara sus restos? ¿Había una América
antes del año 1492? Pero es más… si nada de esto se hubiera descubierto todavía
¿significaría eso que ni la materia oscura ni Troya ni la gravedad ni el
continente americano existen a día de hoy?
Hay gente que cree
imposible la vida extraterrestre inteligente porque al fin y al cabo ¿dónde
están las pruebas? ¿Dónde el platillo volante? ¿Has tocado alguna vez a un
alien? La ausencia de pruebas prueba la ausencia. Yo tengo una mente más
abierta y considero un atrevimiento negar esta opción de forma tajante… sobre
todo si tenemos en cuenta que el 98% del Universo está inexplorado y que ni
siquiera hemos logrado salir del Sistema Solar. Quizás sí haya una civilización
alienígena pero se encuentra demasiado lejos y por eso no la hemos contactado
aún.
Que no tengamos
pruebas empíricas de algo no significa necesariamente que ese algo no exista.
Puede significar simplemente que no se ha comprobado… todavía. Y que por tanto
hay que seguir investigando. ¿O es que acaso nos creemos tan inteligentes como
para pensar que ya está todo descubierto
y que lo que no se haya descubierto hasta la fecha no se descubrirá nunca? La
ausencia de pruebas no es prueba de ausencia, en palabras del propio Carl
Sagan, quien por cierto era ateo. Que tú no puedas ver a Dios con un telescopio
no significa que Él no te vea a ti.
¿Pero cómo creer en un
Ser que se esconde? La grandeza de la creación revela la existencia de un
Creador, por lo que absolutamente nadie tiene excusa para negarlo. “Porque desde la creación del mundo las
cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza
divina, se perciben claramente a través de lo que Él creó, de modo que nadie
tiene excusa. A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios
ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y
se les oscureció su insensato corazón” (Romanos 1:20-21).
Que el Universo se
haya autocreado sería todavía más increíble que si La Mona Lisa se hubiera
pintado ella sola y a sí misma. Cuando ves la grandeza del macroverso, con sus
galaxias, espirales y nebulosas, o la del microverso, con los átomos o los
genes, te das cuenta de que el más diminuto ser unicelular es mil veces más
complejo que el más potente ordenador. La prueba es que puedes construir una
computadora pero no darle vida a una célula. La creación es exageradamente
compleja y ordenada. Nadie tiene excusa para decir que no hay Dios.
Lo más curioso es que
los ateos aceptan cosas no comprobadas y luego nos acusan de irracionales a los
creyentes si hacemos lo mismo. Muchos ateos aceptan la Teoría de Supercuerdas,
los Universos paralelos, que la velocidad de la luz es constante entre unos
puntos A y B o que la vida en la Tierra comenzó en el mar con una célula que
apareció casi por arte de magia. Nada de esto ha sido demostrado nunca. No
existe ni una sola prueba de tales cosas, sin embargo no pocos ateos las
aceptan sin dudar y tan sólo exigen pruebas de la existencia del Señor.
Ahora bien,
hablando de la existencia, para formar un argumento para la existencia de Dios,
debemos comenzar por hacer las preguntas correctas. Comenzamos con la pregunta
metafísicamente más básica: “¿Por qué tenemos algo, en vez de nada en
absoluto?” Esta es la pregunta básica de la existencia - ¿Por qué estamos aquí;
por qué está la Tierra aquí; por qué está aquí el universo en vez de la nada?
Comentando sobre este punto, un teólogo ha dicho, “En un sentido, el hombre no
hace las preguntas acerca de Dios; su existencia misma levanta la pregunta
acerca de Dios.”
Al considerar esta pregunta, hay cuatro posibles respuestas del por qué tenemos algo en vez de nada en absoluto:
1. La realidad es una ilusión.
2. La realidad es/fue auto-creada.
3. La realidad es auto-existente (eterna)
4. La realidad fue creada por algo que es auto-existente.
Así que, ¿cuál es la solución más plausible? Comencemos con la realidad siendo simplemente una ilusión, lo cual es la creencia de un número de religiones orientales. Esta opción fue excluida hace siglos por el filósofo Rene Descartes quien es famoso por su declaración, “Pienso, luego existo.” Descartes, un matemático, argumentó que si él estaba pensando, entonces él debía “existir.” En otras palabras, “Pienso, por lo tanto, no soy una ilusión.” Las ilusiones requieren de algo que experimente la ilusión, y por otra parte, tú no puedes dudar de la existencia de ti mismo sin probar tu existencia; es un argumento auto-excluyente. Así que la posibilidad de que la realidad sea una ilusión queda eliminada.
La siguiente es la opción de que la realidad sea auto-creada. Cuando estudiamos filosofía, aprendemos sobre las declaraciones “analíticamente falsas”, lo que significa que son falsas por definición. La posibilidad de que la realidad sea auto-creada es una de esos tipos de declaraciones por la simple razón de que algo no puede ser anterior a sí mismo. Si tú te creaste a ti mismo, entonces tú debes haber existido antes para que te crearas a ti mismo, pero eso simplemente no puede ser. En la evolución a veces se refieren a esto como la “generación espontánea” – algo que procede de la nada – una posición que pocos, si no es que ninguna persona razonable sostiene, simplemente porque no puedes obtener algo de la nada. Aún el ateo David Hume dijo, “Yo nunca juzgué tan absurda una proposición como la de que cualquier cosa puede surgir sin una causa.” Puesto que algo no puede proceder de nada, la alternativa de la realidad como algo auto-creado es excluida.
Ahora, nos hemos quedado con solo dos elecciones – una realidad eterna, o la realidad siendo creada por algo que es eterno; un universo eterno o un Creador eterno. El teólogo del siglo XVIII Jonathan Edwards resumió esta encrucijada:
• Algo existe.
• La nada no puede crear algo.
• Por tanto, existe un “algo” necesario y eterno.
Notemos que tenemos que regresar a un “algo” eterno. El ateo que se burla del creyente en Dios por creer en un Creador eterno, debe recapacitar y aceptar la existencia de un universo eterno; es la única otra puerta que puede elegir. Pero ahora la pregunta es, ¿a dónde conduce la evidencia? ¿Acaso la evidencia apunta a la existencia de la materia antes que la mente, o a la mente antes que la materia?
Hasta ahora, todos los puntos clave de la evidencia científica y filosófica apuntan lejos de un universo eterno y hacia un Creador eterno. Desde el punto de vista científico, los científicos honestos admiten que el universo tuvo un principio, y todo lo que tiene un principio no es eterno. En otras palabras, todo lo que tiene un principio tiene una causa, y si el universo tuvo un principio, tuvo una causa. El hecho de que el universo tuvo un principio, es subrayado por evidencias tales como la segunda ley de la termodinámica, el eco de radiación del big bang descubierto a principios del siglo XX, el hecho de que el universo se esté expandiendo y pueda ser rastreado hasta un singular inicio, y la teoría de la relatividad de Einstein. Todas ellas prueban que el universo no es eterno.
Al considerar esta pregunta, hay cuatro posibles respuestas del por qué tenemos algo en vez de nada en absoluto:
1. La realidad es una ilusión.
2. La realidad es/fue auto-creada.
3. La realidad es auto-existente (eterna)
4. La realidad fue creada por algo que es auto-existente.
Así que, ¿cuál es la solución más plausible? Comencemos con la realidad siendo simplemente una ilusión, lo cual es la creencia de un número de religiones orientales. Esta opción fue excluida hace siglos por el filósofo Rene Descartes quien es famoso por su declaración, “Pienso, luego existo.” Descartes, un matemático, argumentó que si él estaba pensando, entonces él debía “existir.” En otras palabras, “Pienso, por lo tanto, no soy una ilusión.” Las ilusiones requieren de algo que experimente la ilusión, y por otra parte, tú no puedes dudar de la existencia de ti mismo sin probar tu existencia; es un argumento auto-excluyente. Así que la posibilidad de que la realidad sea una ilusión queda eliminada.
La siguiente es la opción de que la realidad sea auto-creada. Cuando estudiamos filosofía, aprendemos sobre las declaraciones “analíticamente falsas”, lo que significa que son falsas por definición. La posibilidad de que la realidad sea auto-creada es una de esos tipos de declaraciones por la simple razón de que algo no puede ser anterior a sí mismo. Si tú te creaste a ti mismo, entonces tú debes haber existido antes para que te crearas a ti mismo, pero eso simplemente no puede ser. En la evolución a veces se refieren a esto como la “generación espontánea” – algo que procede de la nada – una posición que pocos, si no es que ninguna persona razonable sostiene, simplemente porque no puedes obtener algo de la nada. Aún el ateo David Hume dijo, “Yo nunca juzgué tan absurda una proposición como la de que cualquier cosa puede surgir sin una causa.” Puesto que algo no puede proceder de nada, la alternativa de la realidad como algo auto-creado es excluida.
Ahora, nos hemos quedado con solo dos elecciones – una realidad eterna, o la realidad siendo creada por algo que es eterno; un universo eterno o un Creador eterno. El teólogo del siglo XVIII Jonathan Edwards resumió esta encrucijada:
• Algo existe.
• La nada no puede crear algo.
• Por tanto, existe un “algo” necesario y eterno.
Notemos que tenemos que regresar a un “algo” eterno. El ateo que se burla del creyente en Dios por creer en un Creador eterno, debe recapacitar y aceptar la existencia de un universo eterno; es la única otra puerta que puede elegir. Pero ahora la pregunta es, ¿a dónde conduce la evidencia? ¿Acaso la evidencia apunta a la existencia de la materia antes que la mente, o a la mente antes que la materia?
Hasta ahora, todos los puntos clave de la evidencia científica y filosófica apuntan lejos de un universo eterno y hacia un Creador eterno. Desde el punto de vista científico, los científicos honestos admiten que el universo tuvo un principio, y todo lo que tiene un principio no es eterno. En otras palabras, todo lo que tiene un principio tiene una causa, y si el universo tuvo un principio, tuvo una causa. El hecho de que el universo tuvo un principio, es subrayado por evidencias tales como la segunda ley de la termodinámica, el eco de radiación del big bang descubierto a principios del siglo XX, el hecho de que el universo se esté expandiendo y pueda ser rastreado hasta un singular inicio, y la teoría de la relatividad de Einstein. Todas ellas prueban que el universo no es eterno.
Más aún, las leyes que rodean la causalidad hablan en contra de que el universo sea la causa última de todo lo que conocemos por este simple hecho: un efecto debe asemejarse a su causa. Siendo esto así, ningún ateo puede explicar cómo un universo impersonal, sin propósito, sin significado y amoral, accidentalmente creo seres (nosotros) que están llenos de personalidad y obsesionados con el propósito, el significado y las leyes morales. Tal cosa, desde el punto de vista causal, refuta por completo la idea de un universo natural dando origen a todo lo que existe. Así que al final, el concepto de un universo eterno es eliminado.
El filósofo J. S. Mill (no un cristiano) resumió a lo que ahora hemos llegado: “Es evidente en sí, que solo la Mente puede crear mente.” La única conclusión racional y razonable es que un Creador eterno es el responsable por la realidad tal como la conocemos. O poniéndolo en un conjunto de declaraciones lógicas:
• Existe algo.
• Tú no obtienes algo de nada.
• Por tanto necesariamente existe “algo” eterno.
• Las únicas dos opciones son un universo eterno y un Creador eterno.
• La ciencia y la filosofía han descartado el concepto de un universo eterno.
• Por tanto, existe un Creador eterno.
El alguna vez ateo Lee Strobel, quien llegó a este resultado final hace muchos años, ha comentado, “Esencialmente, me di cuenta de que siendo ateo, tendría que creer que la nada produce todo; que la no-vida produce vida; la aleatoriedad produce sincronización; que el caos produce información; que la inconsciencia produce consciencia; y la no-razón produce razón. Estos saltos de fe simplemente fueron demasiado grandes para que los aceptara, especialmente a la luz del caso afirmativo para la existencia de Dios… En otras palabras, en mi evaluación, la cosmovisión cristiana justificó la totalidad de la evidencia mucho mejor que la cosmovisión atea.”
Pero la próxima pregunta que debemos abordar es la siguiente: si existe un Creador eterno (y ya hemos demostrado que así es), ¿qué clase de Creador es Él? ¿Podemos inferir opiniones acerca de Él en base a las cosas que ha creado? En otras palabras ¿podremos entender la causa por sus efectos? La respuesta a esto es sí, podemos hacerlo, deduciendo las siguientes características:
• Él debe ser de naturaleza sobrenatural (puesto que Él creó el tiempo y el espacio).
• Él debe ser omnipotente (excesivamente poderoso).
• Él debe ser eterno (auto-existente).
• Él debe ser omnipresente (Él creó el espacio y no está limitado por él).
• Él debe ser eterno e inmutable (Él creó el tiempo).
• Él debe ser inmaterial porque trasciende el espacio y lo físico.
• Él debe ser personal (lo impersonal no puede crear la personalidad).
• Él debe ser infinito y único puesto que no puedes tener dos infinitos.
• Él debe ser plural y sin embargo tener unidad puesto que la unidad y la diversidad existen en la naturaleza.
• Él debe ser omnisciente (supremamente inteligente). Solo un ser cognoscitivo puede producir seres cognoscitivos.
• Él debe tener propósito puesto que creó todo deliberadamente.
• Él debe ser moral (ninguna ley moral puede obtenerse sin un dador).
• Él debe ser protector (o no habrían sido dadas leyes morales).
Siendo ciertas estas cosas, ahora preguntamos si alguna religión en el mundo describe a tal Creador. La respuesta a esto es sí: el Dios de la Biblia se ajusta perfectamente a este perfil. Él es sobrenatural (Génesis 1:1), poderoso (Jeremías 32:17), eterno (Salmo 90:2), omnipresente (Salmo 139:7), eterno/inmutable (Malaquías 3:6), inmaterial (Juan 5:24), personal (Génesis 3:9), necesario (Colosenses 1:17), infinito/único (Jeremías 23:24, Deuteronomio 6:4), plural pero con unidad (Mateo 28:19), inteligente (Salmo 147:4-5), con propósito (Jeremías 29:11), moral (Daniel 9:14), y protector (1 Pedro 5:6-7). Eso responde al planteamiento del “único Dios verdadero”, el único Dios verdadero es el cristiano, es el bíblico. Ningún otro dios tiene tanto peso histórico, científico, lógico y arqueológico como lo es el Dios de la Biblia, eso lo hace único, por tanto verdadero. Por eso no puede ser un simple ídolo pagano cómo lo son visnú o zeus.
Un último punto por abordar sobre el tema de la existencia de Dios, es el asunto de cuán justificable es en realidad la posición del ateísmo. Puesto que el ateo afirma que la posición del creyente no es convincente, sólo es razonable voltear la pregunta y dirigirla de regreso a él. La primer cosa por entender es la afirmación que hace el ateo – “sin dios,” que es lo que significa “ateo” – es una posición insostenible de adoptar desde el punto de vista filosófico. Como dice el jurista y filósofo Mortimer Adler, “Una proposición existencial afirmativa puede ser probada, pero una proposición existencial negativa – una que niega la existencia de algo – no puede ser probada.” Por ejemplo, alguien puede asegurar que las águilas rojas existen y alguien más puede asegurar que las águilas rojas no existen. El primero sólo necesita encontrar una sola águila para probar su afirmación. Pero el segundo debe peinar el universo entero y literalmente estar en todo lugar al mismo tiempo para asegurarse que él no ha pasado inadvertida ninguna águila roja en alguna parte y en algún momento, lo cual es imposible de hacer. Esto es por lo que los ateos intelectualmente honestos, admitirán que ellos no pueden probar que Dios no existe.
En seguida, es importante entender el problema que rodea la seriedad de las afirmaciones de la verdad que se han hecho, y la cantidad de evidencia requerida para respaldar ciertas conclusiones. Por ejemplo, si alguien pone dos vasos de limonada frente a ti, y te dice que una puede ser más ácida que la otra; puesto que las consecuencias de elegir la bebida más ácida no son serias, no necesitarías una gran cantidad de evidencia para tomar tu decisión. Sin embargo, si el anfitrión le añadiera azúcar a un vaso pero en el otro pusiera veneno para ratas, entonces querrías tener la suficiente evidencia antes de tomar tu decisión.
Aquí es donde una persona sopesa las evidencias, al tratar de decidir entre el ateísmo y el creer en Dios. Puesto que el optar por el ateísmo podría resultar en irreparables consecuencias eternas, parecería que debiera demandarse del ateo presentar pruebas fundamentales y de peso para apoyar su postura, pero no puede. El ateísmo simplemente no puede presentar la prueba para la evidencia por la gravedad de los cargos que hace. En vez de ello, el ateo y aquellos a quien él convence de su posición, se deslizan a la eternidad con sus dedos cruzados, esperando no encontrar la desagradable verdad de que la eternidad realmente existe. Como dice Mortimer Adler, “Más consecuencias para la vida y la acción se derivan de la afirmación o negación de Dios, que de ninguna otra pregunta básica.”
Así que ¿el creer en Dios tiene una garantía intelectual? ¿Existe un argumento racional, lógico y razonable para la existencia de Dios? Absolutamente. Mientras que los ateos tales como Freud aseguran que aquellos que creen en Dios simplemente quieren el cumplimiento de un deseo, tal vez es Freud y sus seguidores quienes realmente sufren del cumplimiento de un deseo: la esperanza y el deseo de que no haya un Dios, ni a quién entregar cuentas, y por lo tanto tampoco un juicio. Pero refutando a Freud está el Dios de la Biblia, quien afirma Su existencia y el hecho de que verdaderamente vendrá un juicio para aquellos que sabían dentro de ellos mismos la verdad de que Él existe, pero que suprimieron esa verdad ( Romanos 1:20). Pero para aquellos que responden a la evidencia de que realmente existe un Creador, Él ofrece el camino de salvación que ha sido logrado a través de Su Hijo, Jesucristo: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:12-13)
Algunos ateos, en su
necedad, idolatran la ciencia humana, la han puesto en los altares y la adoran
como a una nueva divinidad. Existe la creencia bastante extendida de que la
ciencia humana puede solucionar todo y si no puede ahora lo hará en el futuro.
Es tan sólo cuestión de tiempo. El doctor Peter
Atkins, químico ateo, llegó a afirmar que la ciencia es omnipotente y puede
explicarlo todo.En el fondo subyace la falacia de hacer ver que el ateísmo es
sinónimo de intelectualidad y ciencia, y que creer en Dios resulta ilógico ya
que parte del miedo a la muerte y no del juicio racional.
Pero hay un buen
número de cosas que la ciencia no puede demostrar y que sin embargo son
aceptadas racionalmente por todo el mundo. El filósofo cristiano William Craig
nos enumera cinco de ellas:
1) Las verdades
lógicas y matemáticas no pueden ser probadas con la ciencia, de hecho la
ciencia presupone la lógica y las matemáticas por lo que pretender demostrarlas
mediante la ciencia sería razonar circularmente.
2) Verdades
metafísicas. “Existen otras mentes como la mía”, o “el mundo externo es real” o
“el pasado no fue creado hace cinco minutos con apariencia de pasado” son
creencias racionales pero que la ciencia no puede probar.
3) Creencias éticas
sobre valores. No puedes probar con la ciencia si lo que hicieron los
científicos nazis en los campos de concentración fue malo en contraste con lo que
se hacía en las democracias.
4) Los juicios
estéticos. No son accesibles al método científico porque tanto “lo bello” como
“lo bueno” no pueden ser probados por la ciencia.
5) Finalmente, la
propia ciencia no puede ser justificada con el método científico. La ciencia
está permeada de muchos presupuestos. Por ejemplo, toda la Teoría Especial de
la Relatividad se basa en la suposición de que la velocidad de la luz es
constante en una dirección entre dos puntos A y B, pero eso no puede ser
probado estrictamente.
Simplemente aceptamos eso para que la teoría tenga
validez.
Ninguna de estas
creencias puede ser probada
científicamente y sin embargo todos las aceptamos y seguimos siendo racionales.
Además, hay
determinadas cuestiones sobre las cuales la ciencia simplemente no es
competente para demostrar si son ciertas o falsas. El matemático Kurt Gödel
enunció el Teorema de la Incompletez que afirma que existen aseveraciones cuya
verdad/falsedad no vamos a poder demostrar nunca.
Gödel parte de la base
de que todo sistema intelectual está basado en una serie de axiomas que damos
por válidos… Entonces, para que el sistema no tenga fallos ni contradicciones
debe contar con un finito número de axiomas, lo cual lo convierte en incompleto
ya que no podrá explicar otros interrogantes que escapan al sistema. Por
contra, si ampliamos el sistema para que sea capaz de explicar un mayor número
de interrogantes, entonces aparece una serie de paradojas y contradicciones que
invalidan el sistema.
Dicho con palabras
sencillas: la ciencia humana no puede demostrar la existencia de Dios. Que haya
un Dios puede ser una tesis verdadera o falsa, pero en ambos casos es
indemostrable científicamente. Que la ciencia no pueda probar la presencia de
un Ser Superior no prueba la ausencia de Éste, sino más bien lo limitado de
nuestra ciencia; algo que muchos ateos, por orgullo, se niegan a admitir.
Estoy convencido de
que hay mejores argumentos a favor del teísmo que para el ateísmo. Así que ahora voy a defender dos argumentos
básicos: Primero, que no hay un buen argumento de que el ateísmo es verdadero
y, segundo, que hay buenos argumentos que el teísmo es verdadero. Ahora,
observe con cuidado los límites circunscritos de los argumentos. Ahora no
estamos para debatir el impacto social de la religión o la ética del Antiguo
Testamento, o la inerrancia bíblica son todos temas interesantes e importantes,
sin duda, pero no son el tema de debate ahora mismo, que es la existencia de
Dios. Considere entonces mi primer argumento de que no hay un buen argumento de
que el ateísmo es verdadero.
Los ateos han intentado durante siglos refutar la
existencia de Dios, pero nadie ha sido capaz de llegar a un argumento exitoso.
Así, en lugar de atacar a hombres de paja en este momento sólo voy esperar a
escuchar a los ateos presentar sus argumentos contra la existencia de Dios y
luego voy a responder a ellos. Mientras tanto vamos a pasar a mi segundo
argumento principal de que hay buenos
argumentos de que el teísmo es verdadero.
Número uno, el argumento cosmológico: la pregunta
de por qué existe algo en absoluto es la pregunta más profunda de la filosofía.
El filósofo Derek Parfit dice: Ninguna pregunta es más sublime que la de por
qué hay un universo, ¿por qué hay algo en lugar de nada? Normalmente, los ateos
han respondido a esta pregunta diciendo que el universo es eterno y sin causa.
Pero hay buenas razones, tanto filosófica y científicamente, para pensar que el
universo comenzó a existir. Filosóficamente, la idea de un pasado infinito
parece absurda. Sólo piensa en ello: Si el universo nunca comenzó a existir,
eso significa que el número de eventos pasados en la historia del universo es
infinito. Pero los matemáticos reconocen que la existencia de un número
infinito real de las cosas lleva a la auto-contradicción. Por ejemplo, ¿cuánto
es infinito menos infinito? Bueno, matemáticamente se obtienen respuestas
contradictorias. Esto demuestra que el infinito es sólo una idea en tu mente,
no es algo que existe en la realidad. David Hilbert, tal vez el más grande matemático del siglo XX, escribió: "El
infinito no esta en ninguna parte que pueda encontrarse en la realidad. Tampoco
existe en la naturaleza, ni tampoco ofrece una base legítima para el
pensamiento racional. El papel que le queda al infinito para jugar es sólo el
de una idea. Pero eso implica que los acontecimientos del pasado no son sólo
ideas, sino que son reales, el número de eventos del pasado debe ser finito,
por lo tanto, la serie de acontecimientos del pasado no pueden volverse atrás
para siempre. Por el contrario, el universo debe haber comenzado a existir.
Esta conclusión ha sido confirmada por notables descubrimientos en astronomía y
astrofísica. En uno de los acontecimientos más sorprendentes de la ciencia
moderna ahora contamos con evidencia bastante fuerte de que el universo no es
eterno en el pasado, sino que tuvo un comienzo absoluto aproximadamente trece
millones de años atrás en un cataclismo conocido como el Big Bang. Lo que hace
al Big Bang tan sorprendente es que representa el origen del universo a partir
de, literalmente, nada, porque toda la materia y la energía, incluso el espacio
físico y el tiempo mismo, entraron en existencia en el Big Bang. Como el físico
PCW Davies explica: “La venida a la existencia del universo, como se discutió
en la ciencia moderna, no es sólo una cuestión de imponer algún tipo de
organización en un estado incoherente anterior, pero, literalmente, la venida a
la existencia de todas las cosas físicas a partir de la nada.” Ahora, esto pone
al ateo en una posición muy incómoda. Como Anthony Kenny de la Universidad de
Oxford insta, Un defensor de la teoría del Big Bang, al menos si es ateo, debe
creer que el universo surgió de la nada y por nada. Pero sin duda que eso no
tiene sentido. De la nada, nada sale. Entonces, ¿por qué existe el universo, en
lugar de nada? ¿De dónde viene? Tiene que haber sido una causa la que trajo al
universo a la existencia. Ahora como causa del espacio y del tiempo, este ser
debe ser uno sin causa, sin tiempo, sin espacio, un ser inmaterial de poder
inconmensurable. Además, debe ser personal también. ¿Por qué? Debido a que
la causa debe ser más allá del espacio y
el tiempo, por lo tanto no puede ser física o material. Ahora sólo hay dos
tipos de cosas que se ajustan a esa descripción: o bien un objeto abstracto,
como los números, o bien una mente personal. Pero los objetos abstractos no
pueden causar nada. Por lo tanto se deduce que la causa del universo es una
mente trascendente e inteligente. Así, el argumento cosmológico nos da un
creador personal del universo.
Dos, el argumento
teleológico: En las últimas décadas los científicos han sido sorprendidos por
el descubrimiento de que las condiciones iniciales del Big Bang fueron
ajustadas finamente para la existencia de vida inteligente, con una precisión y
delicadeza que literalmente desafiaban la comprensión humana. Este ajuste fino
es de dos clases: primero, cuando las leyes de la naturaleza se expresan como
ecuaciones matemáticas, se encuentra que en ellas aparecen ciertas constantes
como la constante gravitacional. Estas constantes no son determinados por las
leyes de la naturaleza Las leyes de la naturaleza son consistentes con un
amplio rango de valores para estas constantes. Segundo, además de estas
constantes allí hay ciertas cantidades arbitrarias puestas en las condiciones
iniciales en las que las leyes de la naturaleza operan. Por ejemplo, la
cantidad de entropía o el equilibrio entre materia y antimateria en el
universo. Ahora todas estas constantes y cantidades caen en un rango extraordinariamente
estrecho de valores que aceptan vida. Si estas constantes o cantidades
estuvieran alteradas por ahí menos del aliento de un pelo, el balance se
destruiría y la vida no existiría. Para dar sólo un ejemplo: La fuerza débil
atómica, si hubiera sido alterada por tan poco como una parte de diez a la
centésima potencia no habría aceptado un universo que acepta vida. Ahora bien,
hay tres posibles explicaciones de este ajuste fino notable: necesidad física,
azar, o diseño.
Ahora bien, no puede deberse a la necesidad
física, porque las constantes y cantidades son independientes de las leyes de
la naturaleza. De hecho la teoría de cuerdas predice que hay alrededor de diez a la quingentésima
potencia diferentes universos posibles compatibles con las leyes de la
naturaleza. Por lo tanto, ¿podría el ajuste fino, ser debido a la casualidad?
Bueno, el problema con esta alternativa es que las probabilidades en contra del
ajuste fino que ocurren por accidente son tan incomprensiblemente grandes que
no pueden ser razonablemente enfrentadas La probabilidad de que todas las
constantes y cantidades caigan sólo por el azar en el infinitesimal rango que
acepta vida es extremadamente pequeña. Ahora sabemos que los universos que
prohíben la vida son mucho más probables que cualquier universo que permite la
vida. Así que si el universo fuera producto del azar, las probabilidades son
apabullantes de que prohibiría la vida. Con el fin de rescatar a la alternativa
de la casualidad, sus defensores se han visto forzados a recurrir a una
hipótesis metafísica radical.
Es decir, que existe un número infinito de
ordenadas al azar, los universos indetectables que componen un conjunto de
mundos o un multiverso. Del cual nuestro universo es sólo una parte. En alguna
parte de este conjunto infinito de mundos, universos finamente ajustados
aparecerán por casualidad y nos ha tocado ser uno de esos mundos. Ahora
totalmente aparte del hecho de que no hay pruebas independientes de que exista
un conjunto de mundos, la hipótesis se enfrenta a una objeción devastadora, es
decir, si nuestro universo es sólo un miembro aleatorio de un conjunto infinito
de mundos, entonces es muchísimo más probable que deberíamos estar observando
un universo muy diferente a lo que en realidad observamos. Roger Penrose ha
calculado que es inconcebiblemente más probable que nuestro sistema solar
debiera formarse repentinamente a través de una colisión aleatoria de
partículas, que de que debiera existir un universo finamente afinado. Penrose
lo llama "alimento para pollos total" en comparación.
Por lo tanto, si
nuestro universo fuera simplemente un miembro aleatorio de un conjunto de
mundos, es inconcebiblemente más probable que debiéramos estar observando una
zona ordenada no más grande que nuestro sistema solar. Universos observables
como estos son simplemente mucho más abundantes en el conjunto de mundos que
mundos finamente ajustados como el nuestro y por lo tanto debiera ser observado
por nosotros. Puesto que no tenemos estas observaciones este hecho desconfirma
fuertemente la hipótesis del multiverso. En el ateísmo, por lo menos, entonces es sumamente probable que no haya un
conjunto de mundos. El ajuste fino del universo es por lo tanto plausible no
por necesidad física ni por casualidad De ello se deduce lógicamente que la
mejor explicación es el diseño. Así, el argumento teleológico nos da un
diseñador inteligente del cosmos.
Tercero, el argumento
moral: Si Dios no existe, entonces los valores morales objetivos no existen.
Por valores morales objetivos quiero decir valores morales que son válidos y
vinculantes ya sea que creamos en ellos o no. Muchos teístas y ateos están de
acuerdo en que si Dios no existe, entonces los valores morales no son objetivos
de esta manera. Michael Ruse, un conocido filósofo de la ciencia, explica:
"La posición de los evolucionistas modernos es que la moralidad es una
adaptación biológica, no menos que las manos y los pies y los dientes.
Considerado como un conjunto racionalmente justificable de las afirmaciones
sobre un algo objetivo, la ética es ilusoria. Soy consciente de que cuando
alguien dice, 'ama a tu prójimo como a ti mismo', ellos piensan que se están
refiriendo más allá de sí mismos. Sin embargo, dicha referencia es realmente
carente de fundamento. La moral es solo una ayuda para la supervivencia y la
reproducción y cualquier significado más profundo es ilusorio." Al igual
que el profesor Ruse no veo ninguna razón para pensar que en la ausencia de
Dios, la moral que ha surgido entre estos primates imperfectamente evolucionados
que llamamos Homo sapiens es objetiva, muchos ateos están de acuerdo con esto. Dicen
que los valores morales son predisposiciones innatas, arraigadas en nosotros
por la evolución. Tales predisposiciones, dice, son inevitables para cualquier animal
dotado de instintos sociales. En la visión atea, entonces una acción como la
violación no es socialmente beneficiosa y por lo tanto en el curso del
desarrollo humano se ha convertido en un tabú, pero esto no hace absolutamente
nada para probar que la violación es realmente inmoral. En la visión atea no
hay nada realmente malo con violar a alguien. Pero el problema es que los
valores objetivos existen y en el fondo todos lo sabemos. En la experiencia
moral nosotros capturamos una esfera de la moral objetiva buena y mala.
Acciones como la violación, la crueldad y el maltrato infantil no es sólo un
comportamiento socialmente inaceptable, son abominaciones morales. Algunas de
las cosas, al menos, son realmente malas. Del mismo modo el amor, la igualdad, y
el sacrificio son realmente buenos. Pero entonces se sigue de manera lógica y
necesariamente que Dios existe.
En cuarto lugar, la
resurrección de Jesús: La persona histórica de Jesús de Nazaret fue un
personaje notable. Los historiadores han llegado a un cierto consenso de que el
Jesús histórico entró en escena con una sensación sin precedentes de autoridad
divina, la autoridad para levantarse y hablar en lugar de Dios. Afirmó que en
sí mismo el Reino de Dios había llegado. Y como demostraciones visibles de este
hecho, Él lleva a cabo un ministerio de trabajo milagroso y exorcismos. Pero la
suprema confirmación de su reclamo fue su resurrección de entre los muertos. Si
Jesús resucitó de entre los muertos, entonces parecería que tenemos un milagro
divino en nuestras manos y por lo tanto la evidencia de la existencia de Dios.
Ahora la mayoría de personas probablemente piensan que la resurrección de Jesús
es algo en lo que usted justamente cree, por la fe o no. Pero en realidad hay
tres hechos establecidos y reconocidos por la mayoría de los historiadores del
Nuevo Testamento de hoy que creo que se explican mejor por la resurrección de Jesús.
Hecho número uno: El
domingo después de su crucifixión, la tumba de Jesús fue descubierta vacía por
un grupo de sus seguidoras. Según Jakob Kremer, un especialista en Austria, por
mucho la mayoría de los estudiosos se aferran a la fiabilidad de las
declaraciones bíblicas sobre la tumba vacía.
Hecho número dos: En ocasiones
individuos en diferentes grupos experimentaron apariciones de Jesús vivo
después de su muerte. De acuerdo con el prominente critico del Nuevo Testamento
Gerd Lüdemann, puede ser tomado como históricamente cierto que los discípulos
tuvieron experiencias después de la muerte de Jesús en el que Jesús se les apareció
como el Cristo resucitado. Estas apariciones fueron presenciadas no sólo por
los creyentes, sino también por incrédulos, escépticos, e incluso enemigos.
Hecho número tres: Los discípulos originales de repente empezaron a creer en la
resurrección de Jesús, a pesar de tener todas las predisposiciones para lo
contrario. Los judíos no creían en un Mesías moribundo, mucho menos resucitado.
Y las creencias judías sobre la otra vida prohibían la resurrección de
cualquiera de entre los muertos antes de la resurrección en el fin del mundo.
No obstante, los primeros discípulos empezaron a creer tan firmemente que Dios
había resucitado a Jesús de entre los muertos que estaban dispuestos a morir
por la verdad de esa creencia. NT Wright, un eminente estudioso del Nuevo
Testamento concluye: "Es por eso que como historiador no puedo explicar el
nacimiento de los primeros cristianos a menos que Jesús haya resucitado dejando
la tumba vacía detrás de él." Los intentos de explicar estos tres grandes
hechos fueron que los discípulos robaron el cuerpo o que Jesús no estaba
realmente muerto, estos han sido
universalmente rechazados por la investigación contemporánea.
El hecho simple es que
simplemente no hay una explicación plausible, naturalista de estos hechos. Y
por lo tanto me parece que el cristiano está ampliamente justificado en la
creencia de que Jesús resucitó de entre los muertos y era quien decía ser. Pero
eso implica que Dios existe. Por último, número cinco, la experiencia inmediata
de Dios: No es realmente un argumento para la existencia de Dios, mas bien es
la afirmación de que usted puede saber que Dios existe totalmente aparte del
argumento simplemente experimentándole inmediatamente. Filósofos llaman a
creencias como estas "creencias correctamente básicas" No se basan en
otras creencias sino que son parte de la fundación de una persona del sistema
de creencias. Otras creencias propiamente básicas son la creencia en la
realidad del mundo exterior, la creencia en la existencia del pasado y la
presencia de otras mentes como la suya. Cuando se piensa en ello ninguna de
estas creencias puede ser probada. Pero, aunque este tipo de creencias son
fundamentales para nosotros esto no significa que sean arbitrarias. Sino que
están basadas en el sentido de que estas están formadas en el contexto de
ciertas experiencias. En el contexto de la experiencia de ver y oír y sentir
cosas, naturalmente formo la creencia en un mundo de objetos físicos. Y así,
mis creencias no son arbitrarias, sino apropiadamente fundamentadas en la
experiencia. No son simplemente básicas sino correctamente básicas. De la misma
manera, la creencia en Dios es, para aquellos que lo conocen, una creencia
correctamente básica basada en nuestra experiencia de Dios. Ahora bien, si esto
es cierto existe el peligro de que los argumentos de la existencia de Dios
podrían realmente distraer su atención de Dios mismo. Si usted está buscando
sinceramente a Dios, entonces Dios hará su existencia evidente para usted. No
debemos concentrarnos tanto en los argumentos externos, de manera que no seamos
capaces de oír la voz interior de Dios que habla a nuestro corazón. Para los
que escuchan, Dios se convierte en una realidad inmediata en sus vidas. Por lo
tanto, en conclusión, entonces hemos visto cinco argumentos para pensar que
Dios existe. Si usted quiere que creamos en su lugar que Dios no existe,
entonces debe primero destruir los argumentos que he presentado y en su lugar
construir un caso de su cuenta para probar que Dios no existe. A menos que y
hasta que lo haga creo que el teísmo es la visión del mundo más plausible.
Si quiere saber más sobre el bulo "Dios y Jesús son plagios" lea el artículo Falacia atea: 'La historia de Jesús es el plagio de la de un mítico dios pagano' y nuestra otra investigación Jesús si existió.
Antes de responder hágase el favor de leer los argumentos a favor de la existencia de Dios y aségurese de no cometer ninguna de estas falacias ateas.
No nos molestaremos en responderle si no refuta parte por parte
nuestros argumentos, si de verdad esta seguro de su ideología no creo
que le sea problema. Si usted utiliza un vocabulario inadecuado, un
lenguaje tosco, unos pseudo-argumentos sin fundamento, si escribe el
nombre de Dios sin mayúscula... no nos molestaremos en refutar sus argumentos, ni siquiera aceptaremos su comentario en la caja de debate.
Extraído del libro "La evidencia de Dios", del mismo autor de este blog Thomas Muller, Editorial Planeta, 2016.
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