Algunas bacterias pueden responder a la luz volviendo sus cuerpos enteros en globos oculares.
Las células, de todos modos, son redondas; ¿por qué no enfocar la luz, entonces? Los científicos se preguntaban por qué ciertas cianobacterias en «el cieno de los estanques» pueden dirigirse hacia la luz, proceso conocido como fototaxia (desplazamiento hacia la luz). Un nuevo estudio publicado en eLife sugiere que la célula entera viene a ser una lente. La publicación BBC News comenta así:
A pesar de tener un diámetro de solamente tres micrómetros (0,003 mm), las bacterias empleadas para este estudio usan los mismos principios físicos que la lente de una cámara o de un ser humano.
Esto las convierte en «probablemente el ejemplo más pequeño y antiguo del mundo» de tal clase de lente, escriben los investigadores en la revista eLife.
Tolypothrix, cianobacteria filamentosa de color cian.
Imagen por Matthewjparker — CC BY-SA 3.0
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Los científicos habían observado la fototaxia durante mucho tiempo. El periodista Jonathan Webb escribe: «Después de más de tres siglos de científicos observando bichos bajo los microscopios, el Profesor Mullineaux dice que es asombroso que nadie se hubiera concentrado en esto antes de ahora». Un comunicado de prensa de la Universidad de Freiberg arroja algo de luz acerca de esto:
Todos los intentos anteriores de explicar la fototaxia en las bacterias, el proceso mediante el que las bacterias se desplazan hacia la luz, han fallado debido a que se creía que esos organismos, que miden sólo unas pocas longitudes de una onda luminosa, eran demasiado pequeños para percibir diferencias de luz entre el lado anterior y el posterior de la célula. Sin embargo, debido a que la bacteria entera funciona como una lente, los organismos pueden concentrar la luz, generando un pronunciado gradiente luminoso en el interior de la célula.
Eso no es muy diferente de la forma en que el globo ocular humano concentra la luz, dice Live Science. «Sin embargo, una cianobacteria es 500 millones de veces más pequeña que el ojo humano, y las algas probablemente ven sólo unas delineaciones borrosas de objetos que el ojo humano podría ver con claridad, dicen los investigadores.» En respuesta a la luz, una cianobacteria desarrolla diminutos tentáculos llamados pili que desplazan la célula hacia la fuente de la luz.
Lo que es también singular es que ninguno de los artículos ni el trabajo mismo publicado en la revista hacen mención alguna de evolución.
Pensemos en lo que necesita una célula para usar esta información. Tiene que saber cómo tomar la forma de lente. Tiene que haber receptores en el punto focal. Esos receptores tienen que enviar señales al núcleo, donde unos genes deben ser transcritos para transformar la información en acción. La célula tiene que desarrollar pili en la ubicación correcta, y desplazarlos en direcciones que impulsen a la célula como un todo hacia la luz.
Si cualquiera de esos procesos está ausente (y cada uno de ellos involucra complejas máquinas moleculares), la fototaxia no funcionará. Esto es diseño deliberado, no evolución. Que esto suceda como sucede en una forma viva «simple, primitiva» como una bacteria debería hacer reflexionar a los materialistas.
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