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La evolución NO es un hecho, NO estamos evolucionando y 10 motivos para desconfiar de la evolución (Parte I)



A Mathias Lovera

Muchos creen que la "evolución" es un "hecho". Sí, aunque aún sea denominada "teoría".


Existen dos conceptos distintos: "microevolución" y "macroevolución". En la primera se producen leves modificaciones dentro de una especie, de lo cual nadie duda. 
En la segunda se postula que dichas modificaciones (por selección natural y mutaciones también) son las responsables de que unas especies devengan en otras especies. Es este concepto que una gran parte de la comunidad científica viene cuestionando. 
Es cierto que todo aquel que forma parte de este grupo es tildado de "pseudocientífico", "creacionista disfrazado", "dogmático religioso", etc. por aquellos que se aferran a la macroevolución justamente como un dogma incuestionable (quizás entre otras cosas porque si se acepta su deficiencia dejarían de recibir muchos "fondos" para sus investigaciones), pero la realidad es que los científicos que cuestionan seriamente la "macroevolución" provienen de ámbitos académicos respetables y de creencias muy disímiles entre sí y que deben ser los "fundamentos" que estos usan para cuestionar la evolución los que deben ser discutidos y no sus supuestas motivaciones. 
Si bien en la época de Darwin hubo ya científicos que cuestionaron la "evolución", quizás el primer libro importante, escrito en 1984 por los científicos Thaxton, Bradley y Olsen fue "El misterio del origen de la vida". En él, luego de un profundo análisis de la Teoría Evolutiva, se sugería la posibilidad de un diseño inteligente en la naturaleza y señalaba errores graves en el Darwinismo. La crítica científica fue muy buena en general. De ahí hasta hoy han sido innumerables los libros de importantes científicos que vienen cuestionando severamente la Teoría Evolutiva. 

Algunos de ellos: "La evolución, una teoría en crisis" de M. Denton, "Iconos de la evolución: ¿ciencia o mito?" de J. Wells, "Proceso a Darwin" de Phillip Jhonson, "¿La pegó Darwin?" de George Sim Johnston, "El evolucionismo en apuros" de Silvano Borruso, "La caja negra de Darwin" de M. Behe; "Los límites naturales del cambio biológico" de Ray Bohlin y otros, "Darwin no mató a Dios", Dr. en Biología Antonio Cruz, "Darwin contraataca" de T. Woodward, son solo algunos de ellos, con pruebas bastante empíricas y lógicas, pero a la vez son rechazadas por los incrédulos.

Cerca de mil académicos (con doctorados) de distintos lugares del mundo vienen firmando un manifiesto que dice: "Somos escépticos acerca de las afirmaciones de que las mutaciones aleatorias y la selección natural puedan explicar la complejidad de la vida. Debe fomentarse un cuidadoso examen de la evidencia en favor de la teoría darwinista" (1A). La Teoría E no puede explicar el "origen de la vida" (tan solo el hecho de que los aminoácidos vienen naturalmente mitad levógiros mitad dextrógiros y la célula solo está compuesta por los "L" ), "la explosión del cámbrico" (prácticamente todas las principales formas de vida surgen en un breve período de la historia, que se contrapone a cambios muy leves en grandes períodos de tiempo) "los órganos irreductiblemente complejos" (M. Behe) , las "mutaciones" (2A) como improbables productores de nueva información genética (que mayormente producen disminución de funciones); falta de "fósiles transitivos"; son algunas de las grandes contradicciones del "darwinismo". No se trata de que alguna vez dichos problemas van a develarse, sino que justamente la Teoría Evolutiva "contradice" la mayoría de estas "realidades". La Teoría Evolutiva es una visión que intenta describir los hechos, pero si se analiza con objetividad y profundidad se verá que no hay "un" solo hecho evolutivo (o mejor dicho, macroevolutivo). Michael Behe es un reconocido Bioquímico que recién años después de terminar su doctorado escuchó por primera vez estos cuestionamientos y comenzó a investigar el tema, siendo uno de los principales impulsores de una revisión del dogma darwinista. Un video muy interesante se denomina "La clave del misterio de la vida" (3A) .


En este artículo estaremos examinando algunos porqués del porqué la evolución sigue siendo una teoría y el porque esta no puede ser comprobada.

#1 No hay evolución actualmente. La ausencia de una evidencia en favor de la evolución se reconoce claramente por el hecho de que nadie la ha visto en acción de forma empírica. Antes de que usted pierda los cabales y diga "la evolución no es algo que ocurre en poco tiempo o en cortos lapsos de tiempo" por favor atienda. 


«La evolución, al menos en el sentido en que Darwin habla de ella, no puede ser detectada dentro de la vida de ningún observador individual». [1]

Mathias Lovera, militante evolucionista, expone una falacia ad ignoratiam argumentando con las supestas "evoluciones rápidas" o "variaciones horizontales". 
Las «variaciones horizontales» (por ejemplo, las diferentes variedades de perros o los cambios en el sistema inmune de los insectos como las cucarachas) no son evolución real, naturalmente, como tampoco lo son las «mutaciones», que siempre son o neutrales o dañinas, por lo que se refiere a todas las mutaciones conocidas. La macroevolución no se presenta en ninguno de estos mecanismos. No son causados por la naturaleza misma sino que por los hombres. Justamente tampoco serán posibles las supuestas «evoluciones rápidas» (las cuales también Lovera lo expone como una hipotética prueba de la evolución) ya que esta misma en primer lugar no se da en un largo periodo de tiempo, y en segundo lugar no es progresiva ya que de 20 a 100 años no tendría el tiempo suficiente para "evolucionar" por condiciones meramentes naturales, está misma supuesta evolución en las cucarachas que Lovera argumenta tampoco es observacional. Ahora bien, piense en lo siguiente: 

"Existen seis conceptos básicos de la evolución: Evolución cósmica, una gran explosión produce hidrogeno y helio. Evolución química, evolucionan los elementos más complejos. Evolución geológica, las estrellas y planetas evolucionan del gas espacial. Evolución orgánica, la vida evoluciona de las rocas. Macroevolución, cambios entre especies de plantas y animales. Microevolución, cambios dentro de las especies mismas. De todos estos conceptos ninguno salvo la microevolución han sido medidos o observados, nadie en toda la historia de la humanidad los ha visto en acción, sin embargo se aceptan como verdaderos...



En este cuadro vemos la realización del método científico, todas las formas evolutivas no encajan con la ciencia misma, no son observables y no presentan un diseño experimental. Ahora bien, ¿podría usted confiar en una teoría con especulaciones a ciegas? la evolución obviamente se define como un proceso lento y progresivo pero ¿puede ser un hecho algo que ni siquiera se ha podido experimentar ni observar? Claramente no puede serlo" 

Vemos una posible objeción en esto, pero no satisface... veamos unas cuantas más.

#2 No hay nuevas especies. Se supone popularmente que Charles Darwin solucionó el problema de «el origen de las especies» en su famoso libro de 1859 con este título. Sin embargo, como observa el eminente biólogo de Harvard, Ernst Mayr, uno de los principales evolucionistas de los EE.UU.: 


«Darwin nunca discutió realmente el origen de las especies en su obra Sobre el Origen de las Especies».[2]

No sólo Darwin no pudo citar un solo ejemplo de un origen de una nueva especie, sino que nadie más ha podido hacerlo durante todo el siglo posterior de estudios evolucionistas. 


«Nadie ha producido jamás una especie mediante mecanismos de selección natural. Nadie ni siquiera se ha acercado ...»[3]
#3 No hay suficiente evidencia de formas transicionales. Se solía afirmar que la mejor evidencia en favor de la evolución era el registro fósil, pero el hecho es que los miles de millones de fósiles conocidos no han dado suficientes formas transicionales inequívocas con estructuras transitorias en proceso de evolución. Ya estaré escribiendo más artículos al respecto porque este es un tema muy amplio y debatido por los críticos a la evolución. Han planteado varios fósiles como el Archaeopteryx o el Ambulocetus para una supuesta solución a este problema, pero estare hablando de las formas transicionales en otra ocasión y del cómo estas NO pueden ser las verdaderas formas transicionales. Y eso que aún faltan miles y miles de formas transicionales de las otras especies sobre la tierra.

#4 No hay orden en los fósiles. No sólo no hay suficientes formas de transición en los fósiles, sino que tampoco hay siquiera ninguna evidencia general de progresión evolutiva en las secuencias verdaderas de los fósiles. 

«El registro fósil de la evolución admite una amplia variedad de modelos, que van desde los totalmente deterministas hasta los totalmente estocásticos».[8] 


«Considero que la incapacidad de encontrar un claro “vector de progreso” en la historia de la vida es el hecho más perturbador del registro fósil... Hemos tratado de imponer una pauta que esperábamos hallar en un mundo que realmente no la exhibía».[9] 

La apariencia superficial de una pauta evolucionista en el registro fósil ha sido realmente impuesta sobre el mismo por el hecho de que las rocas que contienen los fósiles han sido a su vez «datadas» por los fósiles en ellas contenidos.


«Y esto nos plantea un cierto problema. Si datamos las rocas por sus fósiles, ¿cómo podemos luego ir al revés, y hablar de pautas de cambio evolutivo a través del tiempo en el registro fósil?»[10]
«Surge un argumento circular: Interprétese el registro fósil en términos de una teoría determinada de evolución, inspecciónese la interpretación, y obsérvese que confirma la teoría. Bueno, pues no podría ser de otra manera, ¿verdad?»[11] 
#5 La imposibilidad evolutiva y la entropía. La razón básica de que no haya ninguna evidencia científica de evolución ni en el presente ni en el pasado es que la ley del aumento de la entropía, o segunda ley de la termodinámica, contradice la misma premisa de la evolución
El evolucionista presupone que todo el universo ha ido evolucionando hacia arriba desde una sola partícula primigenia hasta los seres humanos, pero la segunda ley (una de las más confirmadas por la ciencia) dice que todo el universo está degenerando hacia un total desorden. 


«¿Cómo pueden las fuerzas del desarrollo biológico y las fuerzas de la degeneración física estar operando enfrentadas la una a la otra? Naturalmente, se precisaría de una mente mucho más grande que la mía para penetrar en este enigma. Yo sólo puedo proponer la pregunta....»[12]

Los evolucionistas intentan generalmente esquivar esta cuestión diciendo que la segunda ley se aplica sólo a sistemas aislados o cerrados. ¡Pero esto es un error! 


«... la cantidad de entropía generada localmente no puede ser negativa con independencia de si el sistema está aislado o no».[13] 

«Ordinariamente, la segunda ley es enunciada para sistemas aislados, pero la segunda ley se aplica igual de bien a sistemas abiertos».[14]

Se puede forzar la disminución de la entropía en un sistema abierto, si se aplica una suficiente energía organizadora e información desde fuera del sistema. Esta complejidad introducida desde fuera debería ser adecuada para vencer el incremento normal de entropía cuando se añade energía bruta desde fuera. Sin embargo, no existe una fuente así de información organizada y energizada para el supuesto proceso de evolución. ¡La energía solar bruta no es información organizada! De igual manera ya estaré hablando más a fondo sobre la entropía y la evolución biólogica, desde ya os digo que a medida que vaya publicando los artículos los estaré enlazando a este post.

Ahora vayamos con los pesos pesados...

#6 No hay evidencia de similaridades. La existencia de similaridades entre organismos—sea en morfología externa o en bioquímica interna—tienen una fácil explicación como el diseño por parte del Creador de sistemas similares para funciones similares, pero estas similaridades no son explicables por un origen evolutivo común. 


«Está bien claro que el orgullo con el que se presuponía que la herencia de estructuras homólogas provinientes de un antecesor común explicaba la homología estaba fuera de sitio».[15]


«El hallazgo realmente significativo que sale a la luz en base de la comparación de las secuencias amino- ácidas de las proteínas es que es imposible disponerlas en ninguna clase de serie evolutiva».[16]
#7 Ninguna recapitulación de órganos vestigiales. Los viejos argumentos en favor de la evolución basados en la teoría de la recapitulación (la idea de que el desarrollo embrionario en el vientre de la madre recapitula la evolución de las especies) y de los órganos vestigiales (órganos «inútiles» que se creía que habían sido útiles en una anterior etapa evolutiva) han sido desacreditados hace tiempo.


 «... la teoría de la recapitulación ... debería estar difunta en la actualidad».[17]


«Un análisis de las dificultades en la identificación no ambigua de estructuras carentes de función ... lleva a la conclusión de que los “órganos vestigiales” no proveen ninguna evidencia en favor de la teoría de la evolución.[18] 

La evidencia residual en favor de la evolución A pesar de estas admisiones, todos los científicos anteriormente citados siguen creyendo en la evolución. La limitación de espacio impide dar el pleno contexto de cada cita, pero cada punto señalado está plenamente justificado en el contexto, y podría también ser adicionalmente documentado en base de otras autoridades. [19] 

¿Cuál es entonces la evidencia en favor de la evolución? Stephen Gould se apoya en lo que él cree son las «imperfecciones» en la naturaleza. 


«Si no hubiera imperfecciones, no habría evidencia para favorecer la evolución por selección natural frente a la creación».[20] 

Pero esto viene a ser lo mismo que el antiguo y desacreditado argumento de los órganos vestigiales, y meramente presupone que nuestra actual ignorancia es conocimiento. Incluso ante la presencia de imperfecciones en la naturaleza (así como mutaciones dañinas, órganos vestigiales, extinciones, etc.), tales tendencias están en oposición a cualquier progreso evolutivo, por lo que difícilmente pueden demostrar evolución.

#8 Línea ancestral de la especie humana. En el octavo lugar, está el problema de la línea ancestral de la especie humana, la cual está llena de lagunas. La evidencia histórica acerca de la línea de los ancestros de los seres humanos (o linaje de los homínidos) puede clasificarse en tres categorías: simio puro, hombre puro, y fraudes. Esto significa que el linaje evolutivo del hombre en realidad no existe. Hay enormes huecos. Usted ha oído la expresión "el eslabón perdido". Lo que no ha oído seguramente es el "eslabón descubierto" o el "eslabón hallado." Esto es porque hasta ahora sigue sin ser hallado.
#9 El problema de los eslabones. En el noveno lugar, está el problema de los eslabones perdidos de todas las otras especies. Ninguno de los linajes evolutivos de cualquier animal terrestre, ave o pez , ni de los vegetales, ha sido establecido. Todos aparecen repentinamente. Es por esta razón que se propuso una teoría llamada de equilibrio interrumpido. Afirma que la razón de que no haya fósiles de los eslabones evolutivos entre las especies es que la evolución tuvo lugar en grandes saltos, con incrementos cada 100 mil a 300 mil años durante diferentes períodos de la historia terrestre. Esto es revelador porque implica la admisión por parte de los científicos de que el registro fósil es tan incompleto que era necesario formular una teoría que explicase los grandes paréntesis que regularmente aparecen. Entonces, pues, ¿dónde está toda la evidencia que demuestra que la evolución es un hecho?

#10 El origen de la vida. Aquí está el gran problema de que la vida haya surgido espontáneamente "de la nada" o que haya sido producto de un proceso lento o una supuesta evolución sintética. Para que la vida surgiese por azar se hubiese requerido una increíble cantidad de tiempo y una increíble cantidad de combinaciones de moléculas (véase La evolución biológica y el tiempo I). 

Auqnue muchos científicos dicen que ambas condiciones se dieron en la tierra, esto es matemáticamente hablando, virtualmente imposible. Pero no sólo es matématico sino que en primer lugar la teoría de la generación espontanea es un mito y en segundo lugar la materia abiótica simplemente no pudo haber pasado a la materia biótica ya que esto no es lógicamente posible porque no existe (y desconocemos) la chispa que dio origen a la vida tal y como la conocemos, y de ser así no se pueden saber a través de que mecanismos pudieron suceder estas cosas, simplemente porque es imposible. No se ha visto que una roca cobre vida, o que algún elemento químico haya evolucionado a la biogénesis (piense que las moleculas de hidrogéno son sus descendientes), esto en otras palabras parece un cuento de hadas que nos venden como una realidad supuestamente irrefutable. 


Conclusión: La evolución no es un hecho, sino un concepto explicativo, un paradigma (en el sentido de Raoul Kuhn) que inspira diferentes teorías. Es importante tener presente esta distinción si se quiere conservar todo el rigor en la actuación científica y analizar de manera correcta la validez de los razonamientos empleados en las teorías evolucionistas. Más tarde estaré entrando en otras cosas difíciles para la evolución biológica como el origen de los sexos, el origen de los anti-cuerpos, el origen de los virus, la función de algunos órganos con complejidad irreducible, el problema de los qualia entre otros. Existen muchísimos otros motivos para creer que esta teoría no es del todo una explicación del cómo llegamos aquí. Próximo capítulo... problemas lógicos con la evolución.


REFERENCIAS

1. David Kitts, «Paleontology and Evolutionary Theory», Evolution (Vol 28; Sept. 1974), pág. 466. 
2. En el libro de Mayr Systematics and the Origin of Species (1942), según lo cita un eminente evolucionista, Niles Eldredge, en su libro Time Frames: The Rethinking of Darwinian Evolution and the Theory of Punctuated Equilibria (New York: Simon and Schuster, 1985), pág. 33. 
3. Colin Patterson, «Cladistics». Entrevista en la BBC, 4 de marzo de 1982. El doctor Patterson es el paleontólogo decano en el Museo Británico de Historia Natural. 
4. Keith S. Thompson, «The Meaning of Evolution», American Scientist (Vol. 70, Septiembre/Octubre 1982), pág. 529. 
5. Steven M. Stanley, Macroevolution: Pattern and Process (San Francisco: W.M. Freeman and Co., 1979), pág. 39. 
6. Tom Kemp, «A Fresh Look at the Fossil Record», New Scientist (Vol. 108; Dic. 5, 1985), pág. 67. El doctor Kemp es Conservador del Museo de la Universidad en la Universidad de Oxford. 
7. Mark Ridley, «Who Doubts Evolution?» New Scientist (Vol. 90; Jun 25, 1981), pág. 831. El doctor Ridley es profesor de zoología en la Universidad de Oxford. 
8. David M. Raup, «Probabilistic Models in Evolutionary Biology», American Scientist (Vol. 166. Ene/ Feb. 1977), pág. 57.
9. Stephen Jay Gould: «The Ediacaran Experiment», Natural History (Vol. 93; Feb. 1984), pág. 23. El doctor Gould, profesor de geología en Harvard, es sin discusión el más prominente evolucionista moderno de los EE.UU. 
10. Niles Eldredge, op. cit., pág. 52. 
11. Tom Kemp, op. cit., pág. 66. 
12. Sydney Harris, «Second Law of Thermodynamics». Esta columna sindicada nacionalmente apareció en el San Francisco Examiner el 27 de enero de 1984. 
13. Arnold Sommerfeld, Thermodynamics and Statistical Mechanics (New York: Academic Press, 1956), pág. 155. 
14. John Ross, Carta al Editor, Chemical Engineering News (7 de julio, 1980), pág. 40. Ross está en la Universidad de Harvard. 15. Sir Gavin de Beer, Homology, an Unsolved Problem (Londres: Oxford University Press, 1971), pág. 
15. Sir Gavin es un evolucionista europeo líder. 
16. Michael Denton, Evolution: A Theory in Crisis (Londres: Burnett Books, 1985), pág. 289. Denton es un investigador microbiólogo en Australia. 
17. Stephen Jay Gould, «Dr. Downs Syndrome», Natural History (Abril, 1980), pág. 144. 
18. S.R. Scadding, «Do “Vestigial Organs” Provide Evidence for Evolution?» Evolutionary Theory (Vol. 5, Mayo de 1981), pág. 173. 
19. Véanse los diversos libros de Creación y Ciencia y otros en la sección de información.
2A.Cambio en la secuencia de nucleótidos del ADN; algunos las denominan errores genéticos. 

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