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El fenómeno del 'nuevo ateísmo' (2)



En la primera entrega de esta serie escribí acerca del fenómeno conocido como el “nuevo ateísmo”. En 2007, cuatro libros que apoyaban el ateísmo (el punto de vista de que no existe ningún Dios o dioses) fueron éxitos de librería. Estos cuatro jinetes del ateísmo incluyen a Richard Dawkins (The God Delusion), Sam Harris (Letter to a Christian Nation), Christopher Hitchens (God Is Not Great) y Daniel Dennett (Breaking the Spell).

En la primera parte indiqué dos de las cinco razones por las que estos nuevos ateos “frontales” son tan celosos de su cosmovisión. Mencioné que, mientras que los ateos tradicionales siempre han considerado a la religión como algo ilusorio, el crecimiento del islamismo radical y la percepción de una mezcla entre la religión y la política, entre otras cosas, han influido para que los nuevos ateos consideren ahora a la religión como peligrosa.


En este artículo analizaré un tercer factor que ha contribuido al surgimiento de este tipo más estridente de ateísmo.


3. Reacción al movimiento de Diseño Inteligente En la última década ha aparecido un nuevo movimiento en el mercado de las ideas que ha buscado cuestionar el paradigma darwiniano ateo y naturalista con relación al origen y el desarrollo de la vida sobre el planeta Tierra. Este nuevo movimiento es conocido como Diseño Inteligente (DI). Propugna el punto de vista “científico” de que la mejor forma de explicar la complejidad de la vida sobre este planeta es en términos de un agente causal inteligente. Algunos de los líderes de esta cruzada son Phillip Johnson, Michael Behe y William Dembski. Los esfuerzos de estos líderes y otros por hacer que el DI forme parte de los planes de estudio de ciencias en las escuelas públicas ha sido cuestionado en los tribunales acaloradamente en todo el país.

Los nuevos ateos, en términos generales, consideran que el DI es religión y no ciencia. También hacen equiparan al DI con el creacionismo de la tierra joven, el punto de vista científicamente erróneo de que Dios creó el mundo mediante un fiat divino unos seis a diez mil años atrás. Disgustados con los creacionistas de la tierra joven, los nuevos ateos consideran que toda la campaña de DI ha invadido su territorio, propiciando la religión bajo la apariencia de ciencia. Peor aún, los nuevos ateos creen que los defensores de DI recurren a la política para ganar una batalla que no puede ser ganada a través del análisis científico objetivo.


Lamentablemente, entre las tormentas de fuego y las controversias de los medios, las diversas diferencias entre las opiniones cristianas sobre el origen del universo (como el creacionismo de la tierra antigua y la evolución teísta) a menudo quedan relegadas. Los modelos alternativos que permiten la verificación científica y la invitan para determinar la credibilidad de sus explicaciones (como el modelo de creación de Reasons To Believe) terminan abandonados o ignorados.


Además, los nuevos ateos contribuyen a la lucha entre el darwinismo y el DI al proteger dogmáticamente a la evolución como un hecho irrefutable. (A decir verdad, los físicos tienen muchas menos inhibiciones para criticar las teorías de Einstein que los biólogos en su tratamiento de la teoría de Darwin.) En su nivel más puro, la empresa científica debería ser una búsqueda desapasionada y objetiva de la verdad acerca del mundo natural, sometiendo todas las teorías y modelos a verificaciones continuas y completas.


Sin embargo, parece que algunos dentro de la comunidad científica secular han decidido permitir sólo explicaciones naturalistas, y a todo el que cuestione su posición no se le otorgará un lugar en la mesa de la investigación científica. Muchos ateos dan la impresión de aferrarse a la teoría de la evolución con un fervor que parece religioso, como lo ilustran unos comentarios hechos por Dawkins:


“Es absolutamente seguro decir que si uno se encuentra con alguien que dice no creer en la evolución, esa persona es ignorante, estúpida o insana (o malvada, pero prefiero no considerar esto)”.

Si los ateos tienen razón en cuanto a que la religión es irracional e ilusoria, entonces al parecer el creacionismo recibiría una derrota mayor si los científicos seculares permitieran a sus defensores responsables un lugar en la mesa y luego falsaran desapasionadamente sus afirmaciones.


También, la cosmovisión cristiana probablemente sería considerada con mayor legitimidad si se percibiera que la ciencia es de gran valor para los creyentes. Los cristianos capacitados en las ciencias naturales pueden y deberían trabajar duro para ganar un lugar legítimo en la mesa de la investigación científica.


En la tercera parte de esta serie analizaré brevemente dos temas adicionales que creo que son útiles para entender el surgimiento del denominado nuevo ateísmo.

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