El análisis de 16 textos escritos en cascos de cerámica confirman que la gente ordinaria estaba alfabetizada en los tiempos del Antiguo Testamento.
La Biblia no se menciona con frecuencia en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Un artículo escrito por académicos incluyendo Israel Finkelstein (proponente de una cronología tardía) concluye que unos soldados ordinarios en una guarnición en un lugar remoto en el desierto, llamado Arad, estaban alfabetizados. Al realizar análisis de la escritura de las inscripciones en 16 cascos de cerámica, dedujeron que seis diferentes individuos, cada uno de los cuales sabía como escribir, y con buena ortografía. Rachel Pells escribe The Independent:
Esos escritos, que se retrotraen a alrededor de 600 a.C., no detallan nada extraordinario y consisten mayormente de listas de compras y de órdenes militares fragmentarias. Pero al comparar los diferentes escritos, los historiadores pudieron deducir que los mensajes habían sido escritos por varias personas diferentes a través de una gama de clases sociales.
«En otras palabras, todo el aparato militar, desde los altos oficiales hasta los humildes cabos de pequeñas guarniciones del desierto, estaba alfabetizado», escriben los académicos en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS).
Lo que eso implica es que Judá tenía un sistema educativo capaz de enseñar a estas personas representativas tanto a leer como a escribir. «Estamos tratando con soldados de graduación realmente baja en un lugar remoto y que saben escribir», decía Finkelstein a Live Science. «De modo que debe haber existido una especie de sistema educativo en Judá en aquella época».
600 a.C. es una fecha justo anterior del Cautiverio Babilónico (586 a.C.). Los proponentes de la cronología tardía solían creer que la mayor parte del Antiguo Testamento fue recopilado después del regreso a Jerusalén. Este nuevo análisis da soporte a la idea de que la alfabetización estaba extendida en épocas anteriores, lo que significa que los judeanos tenían la capacidad de recopilar textos bíblicos extensos antes de la invasión. El artículo dice:
La extensión de la alfabetización en la Judá de la monarquía posterior proporciona un posible marco para la compilación de obras literarias. Cierto, hubiera sido posible que unos pocos escribieran textos bíblicos y que se guardasen al amparo del Templo de Jerusalén, y que la plebe analfabeta hubiera sido informada sobre ellos en lecturas públicas y por mensajes orales de parte de esta minoría (p. ej., 2 Reyes 23:2, haciendo referencia al período que aquí se trata). Sin embargo, una alfabetización extendida ofrece un mejor trasfondo para la redacción de obras ambiciosas como el Libro de Deuteronomio y la historia del antiguo Israel en los Libros de Josué hasta Reyes (conocidos como la Historia Deuteronomista), que constituyó la plataforma o ideología y teología judeana (p.ej., ref. 25).
Arad es un puesto remoto en el desierto en el extremo meridional del Mar Muerto. El artículo no clarifica si estas ostraca son nuevos descubrimientos o si se trata de nuevos análisis de materiales ya conocidos del yacimiento. Las inscripciones mencionan el «rey de Judá» y «la casa de YHWH» (el templo), una referencia al primer templo edificado por Salomón, validando con ello su existencia.
Naturalmente, la gente de entonces estaba alfabetizada. Este es un pequeño reconocimiento por parte de los liberales de que la gente del Antiguo Testamento no era estúpida. Otras inscripciones y otros textos se retrotraen a épocas aun más antiguas. Los académicos conservadores creen que Moisés escribió el Pentateuco en 1440 a.C., muchos siglos antes, apoyándose muy probablemente en documentos anteriores para Génesis, procedentes de registros recogidos por los patriarcas y posiblemente incluso en textos preservados por Noé procedentes del mundo anterior al Diluvio. Estos son libros largos y complejos, llenos de detalles, sucesos y lugares que a menudo se pueden corroborar de manera independiente. Dios instruyó a Moisés que mandase al pueblo que escribieran Su palabra y que la llevasen sobre sus manos y frentes. Les mandó que enseñasen a sus hijos Sus leyes y estatutos. Esto presupone que sabían leer y escribir.
Y, naturalmente, está la cuestión de la inspiración. Dios es, y siempre ha sido, un comunicador de Su revelación a la humanidad. Creó a los humanos como comunicadores inteligentes desde el principio. Lo que es sorprendente no es que los soldados en Arad supieran leer y escribir en el 600 a.C., sino que los escépticos sigan dudando de la clara evidencia de la Biblia misma después de tantas refutaciones del escepticismo. El escepticismo surge frecuentemente de la raíz de las creencias evolucionistas que conciben que los humanos fueron volviéndose gradualmente mas inteligentes a partir de un pasado simiesco. Para muchos ejemplos de un conocimiento extraordinario entre pueblos antiguos, véase el fascinante libro de Bruce Malone, Brilliant: Made in the Image of God [Inteligentes: Hechos a imagen de Dios].
Publicar un comentario