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El genoma del pulpo plantea un desafío a las expectativas evolucionistas


Los cefalópodos, designación derivada del latín y que denota «cabeza-pies», están entre los seres más extraños del océano. Aunque clasificados en el filo Mollusca, parecen inmensamente diferentes de los caracoles o de las almejas. Unos pintorescos pulpos y sepias aparecen nadando en la introducción a Living Waters: Intelligent Design in the Oceans of the Earth [Aguas Vivientes: Diseño inteligente en los océanos de la Tierra], pero se necesitarían documentales separados para hacerles justicia —porque se encuentran entre los animales más inteligentes y funcionalmente más diversos del planeta: flexibles, adaptables, y bien dotados para un movimiento rápido, para una caza eficaz y para un rápido camuflaje.

La clase de los cefalópodos incluye el calamar gigante, la sepia y el nautilo, con su hermosa concha en espiral. Ahora que se ha secuenciado el primer genoma del pulpo, los científicos están comenzando a aprender acerca de la compleja información genética detrás de sus capacidades.

Nature publicó recientemente el primer genoma de un cefalópodo, el pulpo manchado de California Octopus bimaculoides. Fue una empresa de gran alcance. El genoma del pulpo es comparable al humano por lo que respecta a tamaño y complejidad. De hecho, tiene «una mayor cantidad de genes codificantes de proteínas — unos 33.000, en contraste con menos de 25.000 en el Homo sapiens», dice Alison Abbott en el mismo número de Nature.

Este exceso, dice Ragsdale, resulta mayormente de la expansión de unas pocas familias específicas de genes. Uno de los más notables grupos de genes es el de las protocadherinas, que regulan el desarrollo de las neuronas y las interacciones a corta distancia entre ellas. El pulpo tiene 168 de esos genes —más del doble que los mamíferos. Esto concuerda con el cerebro inusualmente grande de este ser, y con la anatomía aún más extraña de dicho órgano. Del medio millardo de neuronas del pulpo —seis veces la cantidad del ratón— dos terceras partes se proyectan desde su cabeza a través de sus brazos, sin la involucración de fibras largas como las que aparecen en las médulas espinales de los vertebrados. Lacapacidad independiente de computación de los brazos, que pueden ejecutar tareas cognitivas incluso cuando están desmembrados, han hecho de los pulpos un objeto de estudio para neurobiólogos como Hochner y para robotistas que están colaborando en el desarrollo de robots blandos y flexibles.

¿Es esto un ejemplo de la capacidad de la evolución darwinista de expandir progresivamente rasgos existentes? No preguntemos a los genetistas: están demasiado ocupados en tratar de determinar de dónde vinieron todos estos singulares genes.

El análisis también desveló cientos de otros genes específicos del pulpo y que tienen una intensa expresión en tejidos específicos. Las ventosas, por ejemplo, expresan un curioso conjunto de genes parecidos a los que codifican receptores para el neurotransmisor acetilcolina. Los genes parecen habilitar laextraordinaria capacidad del pulpo de degustar con sus ventosas.

Los científicos identificaron seis genes para proteínas llamadas reflectinas, que se expresan en la piel del pulpo. Estas proteínas alteran la manera en que la luz se refleja desde el pulpo, dando la apariencia de un color diferente: una de las diversas maneras en que un pulpo puede disfrazarse, además de cambiar su textura, patrón o brillo.

Otro descubrimiento daba indicios acerca de la base de la inteligencia del pulpo. El genoma contiene sistemas que pueden permitir que los tejidos modifiquen rápidamente las proteínas para cambiar su función. Los electrofisiólogos habían predicho que esto podría explicar cómo los pulpos adaptan las propiedades de su red neural para habilitar sus extraordinarias capacidades de aprendizaje y de memoria.

¿Cómo pudieron tantos genes específicos aparecer mediante procesos neodarwinistas ciegos? No es satisfactorio oír a científicos suponiendo que de alguna manera se debieron «desarrollar».

La posición del pulpo en el filo Mollusca ilustra la evolución en su aspecto más espectacular, dice Hochner. «Hay moluscos muy simples como la almeja —se limitan a estar posados en el fango, filtrando alimento. Y luego tenemos el magnífico pulpo, que abandonó su concha y desarrolló las conductas más elaboradas dentro del agua».

Este artículo no sirve de ayuda. Se limita a referirse a «innovaciones morfológicas de los cefalópodos, incluyendo sus grandes y complejos sistemas nerviosos». Y luego, los autores encuentran que no pueden apelar a su favorito instrumento explicativo, la duplicación genética:

Basándose primariamente en la cantidad de cromosomas, algunos investigadores propusieron que lasduplicaciones de genomas enteros fueron importantes en la evolución del plan corporal del cefalópodo,en paralelo con el papel atribuido a los sucesos independientes de duplicación de genomas completos que ocurrieron tempranamente en la evolución de los vertebrados. Aunque este es un atractivo marco tanto para la expansión de las familias genéticas como para la aumentada complejidad reguladora a través de genes múltiples, no encontramos indicios de ello. Las expansiones de familias genéticas presentes en pulpos están organizadas de manera predominante en agrupaciones a lo largo del genoma, en lugar de distribuidas en sintenia conservada por partida de doble como se espera en una paleopoliploidía. ... Aunque los genes que regulan el desarrollo son a menudo retenidos en copias múltiples después de una poliploidía en otros linajes, no se expanden generalmente en pulpos con referencia a lapas, ostras y otros bilaterales invertebrados.

Con la exclusión de la duplicación del genoma, ¿qué queda, desde una perspectiva materialista? Esencialmente, una apelación a la magia:

Otros mecanismos diferentes de la duplicación de genomas completos pueden originar la novedad genómica, incluyendo la expansión de familias genéticas existentes, la evolución de genes novedosos, la modificación de redes de regulación genética, y la reorganización del genoma mediante la actividad de transposones. Dentro del genoma del O. bimaculoides encontramos indicios de todos estos mecanismos, incluyendo expansiones en diversas familias génicas, un conjunto de genes pulpo-específicos y cefalópodo-específicos, y un extenso barajado del genoma.

«Evolución de genes novedosos» ... ¿Eso es un mecanismo?  ¿¿??  ¿No es precisamente el problema a resolver? Encontraron «un conjunto de genes pulpo-específicos y cefalópodo-específicos» que parecen haber aparecido de ninguna parte. En cuanto a mecanismos que «pueden originar la novedad genómica», su lista hace poca más que suponer que hacer más de cosas ya existentes y barajarlas llevará a cosas novedosas que realizan algo útil. Intentemos hacer esto con una fotocopiadora, un libro y tijeras. Tampoco una «modificación de redes de regulación genética» no ayuda para nada. Stephen Meyer documenta en Darwin's Doubt cómo las modificaciones en las Redes de Regulación Genética son casi siempre letales, y nunca innovadoras.

Al quedar sin opciones, los autores recurren a la constante maniobra de evasión: apelar a una convergencia.

Una búsqueda de datos disponibles del transcriptoma del calamar litoral Doryteuthis (antes, Loligopealeidemostró también una cantidad expandida de genes de protocadherina ... Cosa sorprendente, nuestros análisis filogenéticos sugieren que las formaciones de protocadherina en los calamares y pulposaparecieron de forma independiente. Las protocadherinas de los pulpos, no vinculadas, parecen haberseexpandido unos ~135 millones de años después que los pulpos divergieran de los calamares. No obstante, las protocadherinas agrupadas de los pulpos son mucho más semejantes en secuencia, bien debido a duplicaciones o conversión genética más recientes como se encuentran en las protocadherinas agrupadas en los peces cebra y en mamíferos. ...

Finalmente, las expansiones independientes y el enriquecimiento del sistema nervioso en protocadherinas en cefalópodos coleoideos y en vertebrados constituye un destacado ejemplo de evolución convergente entre estos clados al nivel molecular.

¿Será que los pulpos evolucionaron de peces a mamíferos? Claro, esto es una broma, pero los datos genómicos no resultan útiles para Darwin. Después de comparar el genoma con otros seres cercanos y lejanos, y tras encontrar más ejemplos de genes exclusivos y de convergencias, los autores concluyen en un intento de situar el pulpo en contexto con el árbol filogenético de los lofotrocozoos («espirales», un polémico supergrupo de filos que incluye animales tan diversos como gusanos, almejas y braquiópodos). Observemos de nuevo la mágica aparición de innovaciones:

Usando un reloj molecular relajado, estimamos que los linajes de los pulpos y de los calamares divergieron hace aproximadamente 270 millones de años, lo que resalta la profunda historia evolutiva de los cefalópodos coleideos ... Nuestros análisis encontraron cientos de genes coleoideo-específicos y pulpo-específicos, muchos de los cuales se expresaban en tejidos que contenían estructuras novedosas,incluyendo la piel cargada de cromatóforos, las ventosas y el sistema nervioso. ... Tomados en conjunto,esos genes novedosos, la expansión de C2H2 ZNFs, los rearreglos genómicos, y la actividad extensa de elementos transponibles, produjeron un nuevo paisaje tanto para los elementos reguladores trans- comocis- en el genoma del pulpo, resultando en cambios en un complemento genético lofotrocozoano por otra parte «típico» que contribuyó a la evolución de la complejidad neural y a las innovaciones morfológicas de los cefalópodos.

Quizá esta sea la razón de la broma de Alison Abbott acerca de que el pulpo tiene un genoma de un alienígena. «Con sus ocho brazos prensiles recubiertos de ventosas, ojos tipo cámara, y un elaborado repertorio de trucos de camuflaje y una inquietante inteligencia, el pulpo es diferente de cualquier otro ser en la Tierra.»

Desde Science, Dennis Normile no tiene nada nuevo que ofrecernos. El genoma del pulpo, dice él, «sorprende y molesta». Cita a un miembro del equipo de la Universidad de Chicago que habla en nombre del equipo: «Nos vimos realmente bastante sorprendidos por un montón de cosas que encontramos». Otro investigador ofrece este poco útil comentario acerca de las implicaciones para la evolución: «Hay más de una manera de desarrollar un genoma».

Los medios de divulgación se tomaron estas sorpresas con calma, sin jamás dudar de Darwin, pero sin decir tampoco mucho acerca de él. La mayoría señalaron que el truco de la duplicación del genoma no funciona con el pulpo. Las referencias a la evolución son extraordinariamente escasas en los artículos. Una excepción es Science Daily. Su redacción no solamente da crédito a la ciega naturaleza por todas las innovaciones del pulpo, sino que se enfervoriza en un discurso de victoria del darwinismo cósmico:

Como humanos, nos gusta pensar que somos singulares en términos evolutivos, pero el pulpo podría revelar que no es así. Una razón por la que el pulpo fascina a los científicos es que su cerebro llegó a organizarse para poder realizar unas tareas tan increíbles y complejas sin adoptar los principios del cerebro vertebrado. Una posterior investigación desvelará si los componentes constitutivos de su sistema nervioso son tan radicalmente diferentes de los de los vertebrados amantes de la tierra como nosotros, como lo sugieren las capacidades de los pulpos.

Esto no es tan improbable como suena. Incluso si el pulpo evolucionó en un ecosistema completamente diferente, la evolución puede tener sólo un número determinado de soluciones para un problema determinado. Si de hecho se encuentran semejanzas, esto alteraría significativamente nuestra perspectiva sobre la emergencia de la vida en otros lugares en el universo.

David Klinghoffer ha observado cuán desagradable puede ser un triunfalismo tan huero. ¿No pueden los periodistas ser simplemente honestos acerca de los problemas que presentan las explicaciones evolucionistas tradicionales? EnLiving Waters [Aguas Vivientes], Richard Sternberg y Paul Nelson, del Instituto Discovery, consideran hasta qué punto es improbable conseguir dos mutaciones coordinadas para una nueva función. Para el caso de la evolución de la ballena, el tiempo necesario para sólo dos mutaciones para alguna adaptación excede con creces al tiempo disponible para la transición. Un problema parecido se hace evidente para la evolución del pulpo a partir de un molusco «simple».

La ciencia puede observar y gozar de las maravillas de la naturaleza sin necesidad de una glosa narrativa darwinista. Aunque la cobertura que dio Live Science al artículo de Nature daba un gran papel a la glosa, un diferente artículo enLive Science describía otra especie, el gran pulpo rayado del Pacífico, con un caprichoso deleite y muy poca mención de evolución. Esta especie (a pesar de su nombre puede compactarse hasta el tamaño de una pelota de tenis), golpe a su presa de la manera en que un bromista humano da una palmada en el hombro opuesto del amigo, haciendo que se vuelva de manera errónea.

«Una de las cosas que me impresiona más acerca de esta especie es su gran diversidad de comportamiento depredador», le contaba Caldwell a Live Science. No sólo este pulpo rayado confunde a los confiados camarones, sino que también come caracoles horadando primero pequeños orificios en sus conchas con el extremo del brazo, y luego inyectando un mortífero fluido digestivo en su presa, seguía explicando. Y a pesar de su diminuto tamaño, el gran pulpo rayado del Pacífico es suficientemente fuerte para partir una concha de almeja y lo suficientemente ágil para lanzarse sobre un rápido cangrejo.

Pero los extraordinarios hábitos alimentarios de este ser no acaban aquí. Una vez un gran pulpo rayado atrapa su cena, no está más allá de compartir su comida con otros, dice Caldwell, que observa que la capacidad del animal para compartir pacíficamente su alimento con otros pulpos es a la vez insólita yapasionante para los biólogos.

La investigación científica puede seguir siendo «apasionante» sin el sesgo darwinista. Hay muchas más especies de cefalópodos que valen la pena investigar. Algunas viven en aguas profundas junto a fuentes hidrotermales. Algunas viven en aguas someras de estanques de mareas. Vienen en todos los tamaños. El pulpo mimético asombra a los científicos. Hay mucho en lo que ocupar el tiempo de los biólogos en la investigación de esos maravillosos animales, sin tener que forzarlos en un árbol evolutivo.

«Hay más de 300 especies conocidas de pulpos, y más se describen cada año. Pero la realidad es que en tanto que nos parece que sabemos mucho acerca de la conducta y de la fisiología de los pulpos, todo lo que sabemos procede de un puñado de especies», decía Caldwell. «De modo que cuando os digo que el gran pulpo rayado del Pacífico es una especie insólita con una conducta muy diferente, en realidad esto no lo sé.»

Y, entre tanto, varios de los artículos mencionan que hay ingenieros estudiando pulpos en busca de ideas para robots blandos, redes distribuidas y técnicas de propulsión. «Los humanos inventaron las máquinas voladoras imitando a las aves», dice Science Daily. «Podemos mirar adelante a que los pulpos inspiren robots que nos den un fácil acceso al fondo oceánico.»

Es improbable ser productivo intentando seguir un supuesto linaje evolutivo que exige la aceptación de fuertes dosis de «innovación» o «convergencia». ¿Por qué no atacar las cuestiones que son susceptibles de observación y comprensión? La biomimética expone la utilidad de un planteamiento basado en un designio. Sigamos la evidencia a donde nos lleva.

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