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Los bosques usan una red subterránea de suministros


Fue una gran sorpresa. Científicos en la Universidad de Basilea comunican un inesperado descubrimiento: los árboles en los bosques —incluso de especies no relacionadas— intercambian grandes cantidades de carbono entre ellos. ¿Cómo? Se comunican a través de unos organismos aun menos relacionados: los hongos.

Los árboles de los bosques usan carbono no sólo para ellos mismos: también intercambian grandes cantidades con sus vecinos. Botánicos de la Universidad de Basilea comunican esto en la revista Science. Elextenso intercambio de carbono entre árboles —incluso entre especies diferentes— se realiza por vía de hongos simbióticos en el suelo. [Énfasis añadido.]

Esto es algo más que un acuerdo de libre intercambio. Es un verdadero sistema económico, como lo describe el artículo en Science:

Los árboles de los bosques compiten por recursos como la luz y el suelo, pero los fotoasimilados, cuando se producen en el follaje, no se considera que se intercambian entre individuos. Aplicando un etiquetado con un isótopo estable de carbono a la escala del dosel arbóreo, desvelamos que el carbon asimilado por  abetos comunes de 40 metros de altura es intercambiado con árboles vecinos como hayas, alerces y pinos a través de esferas interconectadas de raíces. Las señales de mezclas de isótopos indican que latransferencia bidireccional interespecífica, asistida por redes de ectomicorrizas comunes, daban cuenta del 40% del carbono de las raíces finas (alrededor de 280 kilogramos por hectárea por año de transferencia de árbol en árbol). Aunque la competencia por los recursos se considera comúnmente como la interacción dominante entre árboles en los bosques, los árboles pueden interaccionar de maneras más complejas,incluyendo un intercambio sustancial de carbono.

El carbono adopta la forma de «fotoasimilados», esto es, de compuestos complejos producidos mediante fotosíntesis. 280 kilógramos es una cantidad enorme. En unidades inglesas equivale a más de 600 libras. En un estudio de cinco años, el equipo observó cómo el dióxido de carbono asimilado etiquetado en los compuestos se trasladaba desde las copas de los árboles, descendiendo hasta los extremos de las raíces, y hasta árboles colindantes:

La única manera en que el carbono podría pasar de los abetos comunes a las hayas, los pinos o los alerces —o viceversa— es mediante la red de finos filamentos fúngicos de los hongos micorrizales compartidos. Las plantas bajo el dosel que se asocian con otros tipos de hongos se mantuvieron totalmente no marcados. El grupo de investigación calificó el intercambio descubierto de grandes cantidades de carbono entre especies de árboles totalmente carentes de relación con un bosque natural como «una gran sorpresa».

Uno de los científicos observaba: «Evidentemente, el bosque es más que la suma de sus árboles». En un suelto en Perspective para la revista Science, Marcel G. A. van der Heijden se refería a este proceso como «interrelación subterránea en red» mediante «conductos micorrizales». Se había observado que pequeñas plantas de semillero compartían el carbono de esta manera, pero no se conocía de árboles maduros.

¿Sirve esto para mejorar la aptitud de los bosques? Van der Heijden no está seguro. No parece que el carbono sea un recurso limitado. Se podrían imaginar rutas para que el carbono emergiera azarosamente según los hongos simbióticos extienden sus hifas, y que los recursos alcanzarían el equilibrio mediante difusión. Pero hay insinuaciones de que hay más en marcha de lo que se sabe. Para empezar, las relaciones son complejas. Por otra parte, funcionan en simbiosis.

Estas redes subterráneas pueden ser sumamente complejas debido a que cada árbol y hongo individuales tiene su propia red se puede asociar con diferentes participantes.

Los resultados comunicados por Klein et al. presentan también implicaciones para cuestiones clave en la investigación sobre micorrizas: ¿Por qué está tan extendida esta simbiosis y por qué ha evolucionado con tanto éxito? La observación de que el 4% de la productividad primaria neta se transfiere a árboles colindantes sugiere que el carbono es un recurso no limitado, y que no limita el crecimiento para esos grandes árboles. Así, la asignación de carbono y la pérdida de hongos micorrizales no necesariamente dañan la aptitud de las plantas. El intercambio de carbono «no limitador» por nutrientes puede ser uno de los factores clave responsables de la estabilidad evolutiva de la simbiosis micorrizal.

Si las plantas tienen una intranet (como ya hemos comunicado), ¿por qué no una internet? Se sospecha que este sistema involucra transferencia de información además de transferencia de carbono. Ya se ha determinado que las plantas se comunican a través del aire con compuestos orgánicos volátiles. Por ejemplo, se pueden enviar señales entre sí acerca de amenazas. Si ya se comunican a través de un medio, ¿por qué no por otro? Sería análogo con que Internet usa canales tanto cableados como inalámbricos.

Otras indicaciones de una función regulada incluyen (a) hosts que realizan conexiones específicas, (b) una comunicación bidireccional, y (c) que los productos compartidos de carbono son diversos. De hecho, los autores saben que las teorías de una participación regulada han estado presentes ya desde hace años.

Se ha sugerido que debido a la condición impredecible de los acontecimientos perturbadores y a la divergencia de respuestas entre las comunidades de plantas, los hongos micorrizales y las especies de plantas anfitrionas están bajo presión selectiva para evolucionar generalidades. Los grupos de plantasinterrelacionados mediante una red micorrizal común son por ello designados como «gremios». La identidad y el conjunto de especies fúngicas pueden afectar a la estructura de las comunidades de las plantas y a la productividad del ecosistema, donde las micorrizas mejoran la aptitud de las plantas al incrementar la captación del fósforo y del nitrógeno. Como resultado, las redes micorrizales se consideranuna parte integral del sistema autotrófico y constituyen componentes esenciales en la resistencia del ecosistema al cambio. Sin embargo, estos beneficios han sido tradicionalmente estudiados desde una perspectiva de la aportación de los nutrientes, y nunca se observó que el «conducto» de las micorrizas transfiriesen considerables cantidades (>1 g) de compuestos móviles de carbono entre árboles.

Frente a las expectativas evolucionistas, esta red de líneas de suministros es cooperativa, no competitiva. Promueve la resistencia del ecosistema al cambio. Parece diseñada para la productividad de la comunidad como un todo.

La determinación de la función de esta transferencia de carbono demandará adicionales investigaciones. ¿Hacemos una predicción? El sistema probablemente incluye transferencia bidireccional de información que lleva a respuestas específicas. No se reducirá a una difusión aleatoria de compuestos que de alguna manera encuentran rutas hacia esta dirección o aquella. La participación en los recursos resultará estar regulada y estar plena de propósito. Quizá sea una especie de apoyo en la nube, donde los recursos pueden acumularse para compartirlos en tiempos de privación. Brian Owens, en New Scientist, sugiere que esta «wood wide web [red panforestal]» ayudará a la «comprensión [científica] de cómo los bosques pueden responder a las tensiones del cambio climático, como las sequías, o nuevas plagas de insectos».

Desde la tesis del Diseño Inteligente se pueden impulsar nuevas investigaciones de este fenómeno recién reconocido, llevando a una comprensión y a un aprecio de la belleza global de los ecosistemas forestales. El tapón a la investigación sería encogerse de hombros y decir: «Evolucionó».

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