“El Dios de los Agujeros” se refiere a
una modalidad de pensar entre muchos escépticos y ateos que culpa a los
Cristianos de atribuirle a Dios todo aquello que la ciencia no puede
explicar. Es decir, llenar los agujeros en las explicaciones científicas
con un simple: “porque Dios lo hizo así.”
Como he escuchado/leído muchas veces:
“Sólo porque la ciencia no ha explicado algo no significa que nos
debemos rendir y decir: ‘Dios lo hizo.'”
Pero, ¿es correcta esta acusación?
Muchos ateos y escépticos perciben a Dios
de esta manera. Lo perciben como una explicación a fenómenos naturales
que compiten con explicaciones científicas – llenando así los agujeros
del entendimiento científico.
Pero esta percepción es defectuosa y equivocada.
El ateo Dan Barker (Director de
Relaciones Públicas de “La Fundación para la Libertad de la Religión”) y
el filósofo Cristiano Richard Howe hicieron un debate público sobre la
existencia de Dios en la Universidad de Florida en el 1997. Dan Barker
comentó:
“A través de la historia de la humanidad, hemos tenido […] preguntas [como estas:] ¿Qué causa los truenos? ¿Qué provocan los relámpagos? No sé; debe haber un gran ‘Thor‘ allá arriba que lo hace.” [risa de la audiencia] Pero ahora, ahora hemos aprendido sobre la electricidad. Y ahora, no necesitamos a Thor. Hemos borrado a ese dios, ¿verdad?Y la línea se sigue moviendo hacia arriba; mientras contestamos más y más preguntas, los dioses desaparecen.Todavía nos quedan muchas preguntas y ya no necesitamos poner a un Dios acá abajo. Él vive en los agujeros y cada vez esos agujeros se vuelven más pequeños…”
De seguro, Dan Barker no está solo en
medio de los ateos. Si buscamos los comentarios en sitios web como este
(que tratan con la existencia de Dios y argumentos a favor del
Cristianismo), nos damos cuenta que existen muchos que consideran que
Dios y la ciencia son explicaciones opuestas a los fenómenos naturales
(como los truenos, los relámpagos o el fenómeno de la vida). Según este
punto de vista, Dios sólo se necesita para rellenar los “agujeros” en el
entendimiento científico actual. Eventualmente, la ciencia encontrará
las explicaciones para llenar estos agujeros y eliminar la necesidad de
Dios en lo absoluto.
El éxito de la ciencia ha llevado a la
idea de que podemos concluir con certeza que no existe un Dios que creó y
diseñó el universo, sólo porque podemos explicar los mecanismos del
universo sin la necesidad de Dios.
Sin embargo, esto es un error categórico.
El matemático de la Universidad de
Oxford, John Lennox (en su libro: “God’s Undertaker: Has Science Buried
God?”), provee un excelente comentario sobre esta falacia lógica en
relación al pensamiento ateísta del “Dios de los Agujeros.” Podré su
ilustración en mis propias palabras:
Imaginemos un auto de motor de Ford.
Ahora imagina que alguien, en un lugar
remoto del mundo está viendo este auto por primera vez y no conoce sobre
tecnología moderna. Es posible que piense que hay un dios (el Sr. Ford)
dentro del motor. Claro, si luego desarma el motor se dará cuenta de
que adentro no está el Sr. Ford. Si después estudia ingeniería, podrá
explicar cómo funciona el motor, sin la necesidad de que el Sr. Ford
esté dentro de él.
Hasta ahora, todo bien.
El problema estaría si la persona decide que, porque entiende cómo funciona el motor del auto, es imposible
pensar que existe un Sr. Ford que lo diseñó desde un principio. Esto es
falso. En la filosofía se conoce como un error categorial.
Si nunca hubiese existido un Sr. Ford para diseñar el motor, no existiese un motor para que la persona lo pudiese entender.
De la misma forma, es un error pensar que
nuestro entendimiento de los principios impersonales sobre los cuales
se rige el universo hace que sea improbable o imposible la existencia de
un Creador personal que lo diseñó y creó.
En otras palabras, no debemos confundir los mecanismos por los cuales el universo funciona con su Causa o Creador.
Lennox continúa:
“El problema básico es que aquellos con una inclinación ‘cientísta’ (a no ser confundida con ‘científica’) – como [los ateos] Atkins y Dawkins – no logran distinguir entre mecanismos y agencias. En términos filosóficos, ellos hacen un error categórico elemental cuando argumentan que, porque hemos entendido los mecanismos que explican un fenómeno natural, no hay un Agente que lo diseñó. Cuando Sir Isaac Newton descubrió la ley de la gravedad, no dijo: ‘He encontrado el mecanismo que explica el movimiento de los planetas, por lo tanto no existe un Dios que lo diseñó.’ Todo lo contrario: precisamente porque entendió cómo funcionaba, fue movido a mayor admiración por el Dios que lo diseñó de esa manera.”
Los comentarios de Lennox señalan a una gigantesca falta del razonamiento ateísta. Entender el mecanismo natural detrás de un fenómeno NO es lo mismo que explicar la fuente del fenómeno.
En resumen, las personas que argumentan
que las explicaciones científicas son una alternativa a creer en Dios,
confunden lo que es la ciencia con la ontología
– deliberadamente poniendo estas dos cosas en conflicto. Preguntas
científicas demandan contestaciones científicas. Preguntas ontológicas
demandan contestaciones ontológicas. Por lo tanto, preguntar cosas
ontológicas como: “¿por qué hay tanto orden en el mundo?” o “¿por qué el
mundo es entendible en vez de caótico?” y contestar: “no sé, pero la
ciencia lo descubrirá algún día” no tiene valor. (Aparte de que es la
definición de “fe ciega” que tanto utilizan en contra del Cristianismo.)
No se trata de un “Dios de los Agujeros,” sino un “Dios de Todo el Espectáculo.”
Intentar de enmarcar un debate entre Dios
y la ciencia es un intento de distraer la atención de la insuficiencia
(o más bien: la quiebra) del razonamiento ontológico (no científico) de
muchos ateos.
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