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Q&A: Dios y el Monstruo de Espagueti Volador



Pregunta:
El caso acumulado para la existencia de Dios procede desde algunos datos (constantes físicas, almas sensibles, testimonios de los milagros, etc) hasta la existencia de Dios como la mejor explicación de esos datos. Hay algunas objeciones importantes. 1. Esa inferencia no muestra el por qué el teísmo es mejor explicación, por así decir, que la hipótesis de la existencia de un poderoso Monstruo de Espagueti Volador. 2. Tampoco dice por qué un ser maligno—algún ser poderoso, malvado, por ejemplo, algo así como Satanás—no es una mejor explicación que Dios, en especial cuando el mal que existe está incluido en los datos. ¿Cómo contrarrestaría usted esto? Muchas gracias.
Anonimo.

Respuesta:
Tu pregunta realmente se trata de como los diversos argumentos a favor de la existencia de Dios, si es que son sólidos, nos permiten hacer inferencias acerca de la naturaleza del ser que esos argumentos prueban. Diferentes argumentos nos permitirán inferir atributos diferentes, de modo que el caso para la existencia de Dios, como tú dices, es acumulativo.
El muy querido Monstruo de Espagueti Volador fue el brebaje de Bobby Henderson, quien en el verano del 2005 escribió una carta satírica a la Junta de Educación del Estado de Kansas para protestar por el uso de etiquetas que se pegaban en los libros de texto promocionando el Diseño Inteligente. Este (o él, ya que el Monstruo es personal) se ha convertido en una sensación internacional (véase la página Web de Henderson www.venganza.org/).
Henderson utilizó el Monstruo de tipo fideo para parodiar la inferencia a un Diseñador Inteligente del universo. Él escribió, “Recordemos que hay múltiples teorías del Diseño Inteligente. Yo y muchos otros alrededor del mundo somos la fuerte creencia de que el universo fue creado por un Monstruo de Espagueti Volador. Fue Él quien creó todo lo que vemos y todo lo que sentimos." Henderson afirmó conocer mucho acerca de la naturaleza del Monstruo de Espagueti Volador:
. . . quizá ayude a contarles un poco más sobre nuestras creencias. Tenemos pruebas de que un Monstruo de Espagueti Volador creó el universo. Ninguno de nosotros, por supuesto, estaba allí para verlo, pero tenemos cosas escritas sobre el mismo. Tenemos varios volúmenes extensos explicando todos los detalles de Su poder. . . . Él es, por supuesto, invisible y puede atravesar la materia normal con facilidad. . . . He incluido un dibujo artístico de Él creando una montaña, árboles, y un enano.

Como muestra el dibujo, el monstruo está compuesto por dos albóndigas grandes, rodeado por una masa de espagueti cubierto con dos globos oculares. Es evidente que el Monstruo de Espagueti Volador está supuesto a ser un objeto finito, físico que por alguna razón inexplicable, no es perceptible a nuestros sentidos.
¡Muy divertido! Pero ahora, ¿cuál es el punto de la parodia? ¿Qué muestra esto? Es sorprendente que la parodia de Henderson no hace nada para poner en tela de juicio ni la legitimidad ni la necesidad de la inferencia a un Diseñador Inteligente del universo. Más bien, el punto de la parodia parece ser que no podemos saber mucho, si algo, acerca de la naturaleza del Diseñador. Por lo tanto, es arbitrario caracterizar al Diseñador del universo como Dios, en especial el Dios de alguna religión específica.
Lo que es curioso acerca de esta parodia es que los teóricos del Diseño Inteligente, como William Dembski, han venido insistiendo sobre este mismo punto desde hace ya algunos años, pero todo el mundo parece pensar que son deshonestos. Dembski deja muy claro que sobre la base de la complejidad especificada en el universo uno no puede inferir que el Diseñador sea infinito, omnipotente, omnisciente, omni-benevolente, y así sucesivamente. Es precisamente por esa razón que los teóricos del Diseño Inteligente niegan que el Diseño Inteligente sea una religión disfrazada. La identificación del Diseñador con Dios es una conclusión teológica que ella misma no puede ser garantizada únicamente sobre la base del argumento del diseño.

Dembski escribe:
Si acaso los teóricos de diseño no traen a Dios al tema, se debe a que el razonamiento teórico del diseño no garantiza el plantear a Dios. El razonamiento teórico del diseño nos dice que ciertos patrones exhibidos en la naturaleza de forma fiable apuntan a una inteligencia que diseña. Pero no hay cadena de inferencia que conlleve desde esos patrones finitos que conducen al diseño en la naturaleza hasta el Dios trascendente, personal, infinito, creador de las grandes religiones teístas del mundo. . . . Como cristiano, yo sostengo que el Dios cristiano es la fuente suprema del diseño que hay detrás del universo. . . . Pero no hay manera para que haya inferencias de la física o la biología que lleguen a esa conclusión. . . . Lejos de ser evasivo o engañoso, cuando los teóricos del diseño no traen a Dios a la discusión, es porque están permaneciendo en el alcance apropiado de su teoría (The Design Revolution [La Revolución del Diseño], página 26) .
Por lo tanto, Dembski insiste de que las interpretaciones religiosas del Diseño Inteligente no deberían ser enseñadas en las aulas de las escuelas públicas. El mismo Dembski, si hubiera pensado de esto, ¡pudo haber recurrido al Monstruo de Espagueti Volador para ilustrar su punto! Irónicamente, entonces, la parodia de Henderson realmente refuerza uno de los argumentos centrales del movimiento del Diseño Inteligente: de que no es una enseñanza religiosa. La inferencia de un Diseñador no es una inferencia a cualquier deidad en particular.
Esto no quiere decir que no podemos inferir nada acerca del Diseñador del universo sobre la base de la complejidad especificada del cosmos. Principalmente, lo que podemos inferir es que existe un ser personal, y, por tanto, auto-consciente, volitivo de una inteligencia inconcebiblemente grande que diseñó el universo. Si las personas realmente aceptaran que eso es verdadero, sus ojos y su boca quedarían abiertos en asombro, en lugar de hacer burlas y profanar palabras despectivas.
Además, es plausible que cualquier explicación suprema deba involucrar a un ser personal que sea incorpóreo, ya que cualquier ser que esté compuesto por cosas materiales exhibirá precisamente esa complejidad especificada que estamos tratando de explicar. Por lo tanto, la antigua objeción "¿Quién diseñó al diseñador?" hace fuerte presión en contra de cualquier interpretación del Diseñador como un objeto físico (véase “El Argumento de Richard Dawkins a favor del Ateísmo en su Libro “Espejismo de Dios”, Pregunta de la Semana # 1). Eso inmediatamente descarta al Monstruo de Espagueti Volador como una explicación final.
¿Qué podemos decir acerca de los otros argumentos teístas? El argumento de la contingencia, si es que es exitoso, prueba la existencia de un Creador personal del universo que es metafísicamente necesario, no causado, atemporal, sin límite espacial e inmaterial (Véase “Argumentos desde la Contingencia”, Pregunta de la Semana # 25). Esa conclusión también es incompatible con la Razón Suficiente de todas las cosas que es el Monstruo de Espagueti Volador, como es un objeto físico, (aun si es invisible a nuestros sentidos) no puede ser ni metafísicamente necesario, ni atemporal, ni sin límite espacial, ni inmaterial.
El argumento cosmológico Kalam, si es que sólido, nos da bases para creer en la existencia de un Creador personal no-causado, sin comienzo, invariable, inmaterial, atemporal, sin límite espacial y enormemente poderoso. De nuevo, un ser con esos atributos no pueden ser, para nada, como el Monstruo de Espagueti Volador.
El argumento moral complementa los argumentos cosmológicos y de diseño al decirnos acerca de la naturaleza moral del Creador del universo. Nos da un ser personal, que existe necesariamente, que es perfectamente bueno, cuya naturaleza es el estándar de bondad y cuyos mandatos constituyen nuestros deberes morales. Este argumento descarta cualquier sugerencia de que el metafísico supremo sea un ser maligno similar a Satanás. Como una carencia de bondad, el mal es un parásito sobre el Bien y de esa manera no puede existir como el ser supremo.
Por último, el argumento ontológico nos da razón para pensar que Dios, como el ser más grande que se pueda concebir, es metafísicamente necesario y máximamente excelente, es decir, Él es omnisciente, omnipotente y todo bueno. El pobre Monstruo de Espagueti Volador, desgraciadamente, se queda corto.

Creo que puedes ver que el Monstruo de Espagueti Volador está bastantemente sobreestimado tanto como una parodia y como un ser. Como una parodia, no demuestra de que una inferencia de un diseñador inteligente del universo es ilegítima o no garantizada. Lo que la parodia muestra es que no estamos justificados de atribuirles propiedades arbitrarias a nuestros postulados explicativos que no estén justificadas por la evidencia. Los teólogos naturales siempre han sabido esto. Es por eso que, por ejemplo, Tomás de Aquino, después de que en sus cinco breves párrafos de su Suma Teológica probando la existencia de un ser al que “le llamamos ‘Dios’," continúa hablando en las próximas nueve preguntas de la simplicidad, la perfección, la bondad, la infinitud, la omnipresencia, la inmutabilidad, la eternidad, y la unidad de Dios.

Como un ser, el Monstruo de Espagueti Volador resulta drásticamente deficiente como una explicación de esos fenómenos, algunos de los cuales enumeras, que se encuentran en la base de los argumentos a favor de la existencia de Dios. Esos argumentos, si es que todos ellos son sólidos—y que creo que lo son—requieren acumulativamente a un ser Creador y Diseñador del universo que sea metafísicamente necesario, auto-existente, sin comienzo, no causado, atemporal, sin límite espacial, inmaterial, personal, omnipotente, omnisciente, quien es perfectamente bueno, cuya naturaleza sea el estándar de bondad y cuyos mandatos constituyan nuestros deberes morales.

La verdadera lección que debemos aprender en el caso del Monstruo de Espagueti Volador es que muestra como nuestra cultura popular está completamente desconectada de la gran tradición de la teología natural. Uno bien podría estar hablando un idioma extranjero. Que las personas podrían pensar que la creencia en Dios no es sino como la creencia sin fundamento de un monstruo de fantasía, muestra cuán completamente ignorantes están de las obras de Anselmo, Tomás de Aquino, Leibniz, Paley, Sorley, y de una hueste de otros autores del pasado y presente. Sin duda, parte de la culpa cae sobre los cristianos que son igualmente ignorantes, quienes no tienen respuestas cuando se les llama a responder a todo el que les pidan razón de la esperanza que hay en ellos y que por lo tanto, dan la impresión de una creencia arbitraria y sin fundamento. Pero también debe atribuirse la pobre educación, la pereza intelectual y una falta de curiosidad. Tomando en cuenta el avivamiento de la teología natural en nuestros días desde la última mitad del siglo, no tenemos ninguna excusa para esas pobres caricaturas de la creencia teísta como la creencia en el Monstruo de Espagueti Volador.

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