El argumento ontológico para la existencia de Dios es un argumento filosófico controvertido. Fue expuesto por primera vez por el filósofo Avicena en El libro de la curación, aunque la propuesta más famosa es la de San Anselmo de Canterbury en su obra Proslogion. A continuación intentaré explicar qué plantea:
1. Si nos ponemos a pensar en la cosa más grandiosa tal que nada más grandioso (perfecto) pudiera pensarse (aliquid quo nihil majus cogitari possit) nos viene a la cabeza la idea de Dios. Si tenemos en cuenta que el Señor es omnipotente, omnisciente y omnipresente, parece más que obvio que Dios es lo máximo pensable.
2. Así, como mínimo Dios existe en mi mente (o entendimiento) ya que puedo pensar en él (es un contenido mental) pero si existiese además fuera de él (en el mundo real) sería aún más grandioso (perfecto). Si tenemos dos objetos, uno que existe y otro que no, es evidente que el que existe es más perfecto que el que no existe.
3. Si Dios sólo existiera en mi mente cabría pensar en otro ser superior a él que existiera también en la realidad. Pero como Dios es lo máximamente pensable (lo más perfecto que cabe concebir) ha de existir también en la realidad ya que si no no sería lo máximamente pensable. En consecuencia, Dios necesariamente debe existir.
El argumento ontológico ha sido fuertemente criticado pero aún pervive con fuerza. Yo admito que en sí mismo no demuestra la existencia de Dios (un unicornio que existe es más perfecto que uno imaginario pero no por ello existen los unicornios), pero no deja de ser otro argumento más digno al menos de mención.
Puede que sea uno de los razonamientos teístas más débiles pero lo que me parece interesante de este planteamiento es no tanto que demuestre la existencia del Señor (cosa que no hace) sino que de alguna manera viene a desmontar esa falacia atea de que no puede existir un Dios perfecto. Dios, si existe, debe ser perfecto.
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