Los cetáceos (ballenas y delfines) son en realidad mamíferos, no peces. Aunque viven toda su vida en el agua, a diferencia de la mayoría de los mamíferos que viven en la tierra. Pero los evolucionistas creen que los cetáceos evolucionaron a partir de mamíferos terrestres. El libro Enseñando la Evolución y la Naturaleza de la Ciencia destaca prominentemente una supuesta serie transicional. En este capítulo se analiza éste y otros argumentos a favor de la evolución de los cetáceos, y muestra algunas características singulares de las ballenas y los delfines.
Maravillosas ballenas
Los cetáceos tienen muchas características especiales que les permiten vivir en el medio acuático. Por ejemplo:- Una enorme capacidad pulmonar que les permite un intercambio de oxígeno eficiente; lo cual facilita inmersiones prolongadas.
- Una poderosa cola acabada en grandes aletas horizontales la cual les permite nadar vigorosamente.
- Ojos diseñados para ver correctamente bajo el agua gracias a un alto índice de refracción y al mismo tiempo capaces de resistir grandes presiones.
- Sus oídos poseen un diseño distinto de los oídos de los mamíferos terrestres pues son capaces de captar las ondas sonoras en el aire y al mismo tiempo guardar su tímpano protegido de las altas presiones.
- Su piel carece de pelo y de glándulas sudoríparas pero posee una gruesa capa de grasa fibrosa que sirve como aislante.
- Las aletas de las ballenas y sus lenguas poseen intercambiadores de calor que actúan contra corriente para minimizar la pérdida de calor.
- Fosas nasales en la parte superior de la cabeza (respiraderos).
- Boca y pezones especialmente acondicionados para que el bebé pueda ser amamantado bajo el agua.
- Los misticetos disponen de unas formaciones queratinosas llamadas barbas o ballenas, que cuelgan de la mandíbula superior, dentro de la boca, y filtran el plancton para la alimentación.
Una de las sorprendentes características de la mayoría de los delfines que localizan usando el eco y de las pequeñas ballenas es el “melón”, un saliente grasoso en la frente. Este “melón” es en realidad una lupa de sonido; una estructura sofisticada diseñada para concentrar las ondas de sonido emitidas en un solo rayo que el delfín puede dirigir hacia donde quiera. Esta lupa de sonido funciona porque diferentes lípidos (compuestos grasosos) desvían las ondas ultrasónicas que los atraviesan de distintas formas. Los distintos lípidos deben de estar dispuestos según una forma determinada y en una secuencia precisa para concentrar el sonido rebotado del eco. Cada uno de los lípidos es único y diferente de los lípidos de grasa de ballena normales y se elabora siguiendo un proceso químico complicado en el que intervienen diferentes enzimas.2
Para que un órgano como éste haya evolucionado, las mutaciones fortuitas deberían haber formado las encimas apropiadas para poder crear los lípidos correctos, y otras mutaciones deberían haber causado que los lípidos se depositaran en el lugar correcto y con la disposición y forma adecuadas. No es posible que este órgano evolucionara gradualmente paso a paso, porque hasta que los lípidos no estuvieran completamente formados y por lo menos parcialmente, en su lugar y forma exactos, no habría servido para nada. Por lo tanto, la selección natural no habría favorecido formas intermedias incompletas.
Eslabones perdidos
Los evolucionistas creen que las ballenas evolucionaron a partir de algún tipo de mamífero terrestre. Según el libro Enseñando la Evolución, página 18, éstas “evolucionaron a partir de un grupo primitivo de mamíferos ungulados denominados mesoniquios” [Actualización de 2001: esta afirmación ahora ha sido puesta en duda por los mismos evolucionistas]De todas formas, se requiere una infinidad de cambios para que una ballena evolucione a partir de un mamífero marino. Uno de ellos es la eliminación de la pelvis. La pelvis tendería a aplastar el orificio reproductivo con los movimientos propulsores de la cola.
Pero una pelvis más pequeña no habría podido sostener las extremidades traseras necesarias para poder caminar. Por lo tanto la hipotética forma transicional no sería apta ni para la tierra ni para el mar, y en consecuencia sería extremamente vulnerable. Del mismo modo, la parte posterior del cuerpo debe poder girar respecto la parte anterior para que las oscilaciones laterales de la cola se transformen en movimientos verticales. Las focas y los dugongos no son desde el punto de vista de su anatomía formas intermedias entre los mamíferos terrestres y las ballenas, pues poseen sus propias características particulares.
Los evolucionistas expertos en ballenas como E.J. Slijper se han dado cuenta de la ausencia de formas transicionales en el registro fósil: “No disponemos ni de un sólo fósil de una forma transicional entre los susodichos animales terrestres [es decir, carnívoros y ungulados] y las ballenas3.
El fósil de ballena más antiguo del registro fósil muestra que eran completamente acuáticas desde su primera aparición. Sin embargo, el libro Enseñando la Evolución pretende polemizar sobre la evolución. Y por lo tanto reconstruye algunos recientes descubrimientos fósiles para defender las historias evolutivas que Slijper creía basándose en la fe. En la página 18 aparece una hermosa imagen de un supuesta serie transicional entre animales marinos y ballenas (dibujados del mismo tamaño sin explicar a los lectores que algunas de estas criaturas tenía tamaños muy distintos; véase la sección sobre Basilosaurios en este capítulo). Esta imagen parece haber sido tomada de un artículo en la revista Discover4. La lista de la revista Discover (abajo) es idéntica a la serie que aparece en el libro Enseñando la Evolución con la diferencia de que en esta última aparece el Basilosaurus en el cuarto lugar y que la lista de la revista Discover posee “fechas”:
- Mesoniquios (hace 55 millones de años)
- Ambulocetus (hace 50 millones de años)
- Rodhocetus (hace 46 millones de años)
- Prozeuglodon (hace 40 millones de años)
Ambulocetus
(A) Reconstrucción
del Ambulocetus, ‘al final de la
brazada natatoria’14
Los huesos punteados son los únicos que han sido hallados, y los sombreados
fueron hallados 5 metros por encima del resto.
(B) Al quitar las “adiciones”
no queda mucho del Ambulocetus!
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“Dado que la faja pélvica no ha sido preservada, no hay ninguna evidencia en el Ambulocetus de que las extremidades posteriores estuvieran conectadas con el esqueleto axial. Esto impide las interpretaciones de locomoción en este animal, dado que muchos de los músculos que sostienen y mueven las patas traseras se originan en la pelvis7.”Finalmente, (según métodos de datación evolucionistas) su fecha es posterior a las ballenas que claramente lo son, por lo tanto es poco posible que sea un antepasado caminante de las ballenas.
Basilosaurus
Basilosaurus isis (o Zeuglodon) es la cuarta y ultima forma transicional propuesta en la página 18 del libro Enseñando la Evolución. Basilosaurus en griego significa ‘rey lagarto’, pero en realidad era un mamífero marino parecido a una serpiente de unos 21 metros (70 pies) de largo, con un cráneo de 1,5 metros (5 pies) de largo. Era 10 veces más largo que el Ambulocetus, aunque el libro Enseñando la Evolución lo dibuje del mismo tamaño contribuyéndo así a dar la pretendida impresión (falsa) de que existe una serie transicional genuine.Sin embargo, El Basilosaurus era completamente acuático, y por lo tanto difícilmente una forma transicional entre mamíferos y ballenas. También, Barbara Stahl, paleontóloga especialista en vertebrados y evolucionista, señala:
“la forma de serpiente del cuerpo y la forma peculiar del los dientes laterales dejan claro que estos archaeocetes [como el Basilosaurus] No pueden haber sido los antepasados de las ballenas modernas.”Ambas ramas de las ballenas modernas, las ballenas dentadas (Odontoceti) y las ballenas verdaderas (Misticetos), aparecen súbitamente en el registro fósil. Stahl señala lo siguiente respecto a la estructura cranial de ambos tipos:
“ … muestra una extraña modificación no presente, ni siquiera de forma rudimentaria, en los Basilosaurus y sus parientes: en relación con la migración hacia atrás de las narinas en la superficie dorsal de la cabeza, los huesos nasales se han reducido y ascendido y los elementos premaxilares y maxilares se han expandido hacia atrás para cubrir la cara superior de la caja del cráneo’8Basilosaurus tenía pequeñas extremidades posteriores (ciertamente demasiado pequeñas para andar), y el libro Enseñando la Evolución dice “se cree que no eran funcionales.” Pero, según otros evolucionistas, probablemente se usaban para agarrarse durante la cópula. Por ejemplo, Philip Gingerich evolucionista experto en ballenas dijo, “Me parece que podrían haber sido algún tipo de abrazadera sexual y reproductiva”9 .
Pakicetus
Pakicetus inachus, descubierto por Philip Gingerich, es a los ojos de algunos evolucionistas otro candidato a forma intermedia entre ballenas y animales marinos. Según los métodos de “datación” evolucionistas tiene 52 millones de años. Dado que algunas publicaciones educativas han propuesto que el Pakicetus es una forma transicional (véase el diagrama en la página siguiente), merece la pena examinarlo aunque no aparezca en el libro Enseñando la Evolución. Lo cual indica que sus autores no creen que Pakicetus sea un buen ejemplo de forma intermediaria.Esto podría ser porque, en el momento de escribir, Pakicetus tan’sólo era conocido por algunos dientes laterales y fragmentos de cráneo y de la mandíbula inferior, por lo tanto no había fundamentos para saber si su locomoción era transicional. Pero el artículo de Gingerich dirigido a profesores de escuela10 presenta una reconstrucción llena de creatividad, como a su vez la portada de la revista Science11, esta reconstrucción era distinta de la realidad tal y como se informaba en el mismo número. Nótese que las partes punteadas del cráneo representan evidencias fósiles reales, mientras que el resto fue “reconstruido”.
A. ‘Reconstrucción.10,11 B. Lo
que fue hallado.10,11
C. El esqueleto más completo.12 D. Nueva reconstrucción.14
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Esto demuestra un fenómeno frecuentemente repetido en la paleontología evolutiva. Muchas de las supuestas formas transicionales se basan en restos fragmentados, que se prestan a varias interpretaciones, basadas en los axiomas del observador. Las presuposiciones evolucionarias significan que lo más probable es que estos restos se interpreten como transicionales, como en el caso de Gingerich, estas presuposiciones también predominan en las afirmaciones acerca de los hombres mono (véase el capítulo 6). Pero cuando aparecen más huesos, entonces los fósiles casi invariablemente encajan en un tipo u otro, y ya no pueden considerarse como transicionales. También es importante notar que las supuestas formas intermedias suelen ser presentadas a bombo y platillo en los medios de comunicación, mientras que las retracciones suelen silenciarse o ignorarse.
Se nota claramente la tendencia evolucionaria de Thewissen al describir al Pakicetus como un “cetáceo terrestre” y afirmar, “las primeras ballenas eran completamente terrestres, y eran incluso corredores remarcables”. Pero el término “ballena” queda desprovisto de sentido si puede asociarse con mamíferos terrestres, y no explica nada de cómo las verdaderas ballenas marinas supuestamente evolucionaron.
¿Patas vestigiales?
Muchos evolucionistas apoyan la evolución de la ballena alegando que hay patas traseras enterradas en su carne. Sin embargo, estas supuestas “remanentes” no carecen de utilidad en absoluto, sino que ayudan a reforzar los órganos reproductores; los huesos son diferentes en machos y hembras. Así pues se explican mejor por la creación, no por la evolución15. Como en el caso de la supuesta falta de funcionalidad de las extremidades de los Basilosaurus, no deberíamos dar por sentado que la ignorancia de una función significa que esta función no existe.Un mito promulgado por algunos evolucionistas dice que se han encontrado ballenas con extremidades traseras, completas con los músculos del muslo y la rodilla. Pero esta historia probablemente es una leyenda formada a partir de una verdadera narración de un cachalote con un bulto de unos 14 centímetros (5,5 pulgadas) conteniendo un trozo de hueso de 12 centímetros (5 pulgadas). Los cachalotes suelen medir 19 metros (62 pies) por lo tanto este trozo de hueso es minúsculo en comparación con la longitud del cachalote ¡ es difícil calificarlo como “pierna”16!
La historia de la evolución de las ballenas resulta ser una “historieta de ballenas”, la escasez de evidencias ilustran la abrumadora falta de fósiles transicionales de cualquier tipo.
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