Una de las especies más interesantes, de las muchas y variadas que súbitamente aparecieron durante la era Cámbrica, son los ya extintos trilobites. Los trilobites pertenecían al phylum de los artrópodos, y eran criaturas muy complejas con caparazones duros, cuerpos articulados y órganos complejos.
Investigación primera
El registro fósil ha
hecho posible el llevar a cabo detallados estudios de los ojos de los
trilobites. El ojo del trilobite está constituido de cientos de pequeñas
facetas, y cada una de éstas contiene dos capas de lentes. Esta
estructura ocular es una auténtica maravilla del diseño. David Raup, un
profesor de geología en las universidades de Harvard, Rochester y
Chicago, dijo:
“Los trilobites de hace 453 millones de años utilizaban un diseño óptimo, el cual requeriría un buen entrenamiento en ingeniería óptica y una gran imaginación para desarrollarlo en la actualidad”.
La extraordinaria complejidad
manifestada, incluso en los trilobites, es suficiente por sí misma para
invalidar al darwinismo, ya que ninguna otra criatura de tal
complejidad, con estructura similar, se sabe que haya vivido en periodos
geológicos previos, lo cual muestra que los trilobites parecen haber
surgido sin ningún proceso evolutivo que los respalde. Un artículo del
año 2001 de la revista ‘Science’, dijo lo siguiente:
“Análisis cladísticos de la filogénesis de los artrópodos revelaron que los trilobites, como los eucrustáceos, son ramas pequeñas bastante avanzadas del árbol de los artrópodos. Pero faltan los fósiles de los ancestros de los artrópodos… Incluso si es descubierta evidencia de un origen más temprano, permanece el reto de explicar ¿por qué tantos animales habrían incrementado su talla y adquirido caparazones dentro de un lapso muy corto de tiempo, a principios del Cámbrico?”.
[Nota
del Traductor: Cladística = La cladística (del griego klados = rama) es
una rama de la biología que define las relaciones evolutivas entre los
organismos basándose en similitudes derivadas.]
Los ojos del trilobite, con su estructura doble y cientos de pequeñas unidades de lentes, fueron una maravilla del diseño. |
Se conocía muy poco sobre la
extraordinaria situación de la era Cámbrica cuando Carlos Darwin estaba
escribiendo ‘El origen de las Especies’. Sólo después de la época de
Darwin fue cuando el registro fósil reveló que la vida pareció haber
surgido súbitamente durante la era Cámbrica. Por esta razón, a Darwin le
fue imposible tratar ampliamente sobre el tema, en su libro. Pero sí
toco este asunto bajo el encabezado: “On the sudden appearance of groups
of allied species in the lowest known fossiliferous strata” (Sobre la
súbita aparición de los grupos de especies aliadas en el estrato más
bajo de fósiles conocido). Ahí escribió lo siguiente sobre la era
Silúrica, un nombre que en ese tiempo comprendía lo que hoy conocemos
como el Cámbrico:
“Por ejemplo, no me cabe duda de que todos los trilobites del silúrico han descendido de algún crustáceo, los cuales debieron haber vivido mucho tiempo antes de la era Silúrica, y los cuales probablemente difieren en gran medida de cualquier animal conocido… Consecuentemente, si mi teoría es correcta, es indisputable que antes del más bajo estrato silúrico estaría depositado la totalidad del intervalo de la era Silúrica hasta el presente, y representarían vastos periodos de tiempo, tan largos o quizás más prolongados que el de la era Silúrica, y durante este vasto y aún desconocido periodo de tiempo, el mundo se sació de criaturas vivientes. A la pregunta, ¿por qué no se han encontrado estos vastos periodos primordiales?, no puedo dar una respuesta satisfactoria” .
Darwin dijo que si su teoría era correcta, vastos periodos antes de los trilobites deberían estar llenos de sus ancestros. Pero ninguna de estas criaturas predichas por Darwin han sido encontradas. |
Darwin dijo, “si mi teoría es correcta,
la era (Cámbrica) debió estar llena de criaturas vivientes”. Y para la
pregunta que desea saber la razón de la ausencia de los fósiles de tales
criaturas, el trató de responderla durante toda su obra, utilizando la
excusa: “el registro fósil es muy deficiente”. Pero actualmente el
registro fósil es muy completo, y éste revela con claridad que las
criaturas del Cámbrico no tuvieron ancestros. Esto significa que tenemos
que rechazar la oración de Darwin que comienza: “si mi teoría es
correcta…”. Las hipótesis de Darwin fueron inválidas, y por esta razón,
su teoría es incorrecta.
El registro de la era Cámbrica ha
demolido al darwinismo, tanto las estructuras corporales complejas de
los trilobites, como la aparición de muchas otras estructuras corporales
muy variadas durante el mismo tiempo. Darwin escribió:
“Si numerosas especies, pertenecientes al mismo género o familia, han comenzado su vida en un mismo tiempo, este hecho podría ser fatal para la teoría de la descendencia con ligeras modificaciones a través de la selección natural”.
Esto es, la teoría que es el corazón de
su obra. Pero como ya hemos visto antes, unos 60 diferentes phyla
animales comenzaron su vida durante la era Cámbrica, todos juntos
durante un periodo muy corto de tiempo, sin considerar las categorías
más pequeñas, como las especies. Esto prueba que el cuadro que Darwin
había descrito como “fatal para su teoría”, es de hecho, el caso real.
Aquí yace la razón por la que el paleontólogo evolucionista suizo,
Stefan Bengtson, quien ha admitido la falta de eslabones transicionales
al describir la era Cámbrica, se ha expresado de esta manera:
“Desconcertante (y embarazoso) para Darwin fue este acontecimiento que
aún nos deslumbra” .
Otro asunto que necesita ser tratado con
respecto a los trilobites, es que las partes que conformaban la
estructura ocular de estas criaturas de 530 millones de años, han
llegado hasta nuestros días sin cambio alguno. Algunos insectos de la
actualidad, como las abejas y las libélulas, poseen exactamente la misma
estructura ocular. Este descubrimiento constituye otro fatal
ventarrón en contra de la teoría de la evolución que afirma que los
seres vivos se desarrollaron desde lo primitivo hasta lo complejo.
Investigación segunda
RESUMEN
La meta de este estudio es explorar el
impacto que han tenido los descubrimientos de la biología molecular en nuestro
conocimiento acerca de la historia de la vida en la tierra. Más
específicamente, el autor explora aquí el impacto de esos descubrimientos con
respecto a las primeras formas de vida de las cuales tenemos un registro
consistente, los trilobites. De esta manera, trata de reconstruir la biología
molecular de los trilobites para así argumentar a favor de la existencia en las
primeras formas de vida en la tierra de todas las grandes innovaciones
presentes en las formas vivientes actuales. Finalmente, trata de evaluar
el papel que la evolución ha tenido en el desarrollo de la vida en la tierra.
INTRODUCCION
Se puede entender perfectamente que Darwin
y los primeros protagonistas de la evolución naturalista subestimaran las
dificultades implicadas en la evolución de las formas complejas cuando
virtualmente nada se conocía acerca de ellas. Este fue el caso cuando Darwin
comenzó primero formalizando su versión de una teoría para la evolución
espontánea e indirecta de las formas vivientes en la primera parte del siglo
XIX. En el siglo subsiguiente la teoría permaneció intacta. Sin embargo,
durante los últimos 20 años, las herramientas de la sistemática molecular
moderna, junto con los avances de nuestro entendimiento de los procesos
moleculares y celulares en un amplio espectro de organismos, han cambiado el
cuadro. Ahora es posible hacer comparaciones detalladas de las estructuras
moleculares de una gran variedad de organismos y construir cadenas
filogenéticas entre éstos basados en esas comparaciones. Con tan poderosas
herramientas disponibles, no se necesita adivinar qué clase de procesos
estuvieron operativos en los organismos que no están más disponibles para el
estudio. Hoy día, una gran parte de la arquitectura molecular de tales
organismos puede ser reconstruida mediante datos que son fácilmente obtenibles.
Las conclusiones de tal trabajo son más bien sorprendentes y abarcan el tema de
esta presentación.
Los trilobites son miembros extintos del
fílum Arthropoda, al cual pertenecen en la actualidad los insectos modernos.
Estas criaturas dejaron un registro fósil extenso y detallado en las rocas
comenzando en el Cámbrico más primitivo y finalizando en el Pérmico. Los
trilobites tenían exquisitas, poseían complejos cuerpos segmentados, sistema
nervioso cefalizado, con apéndices articulados y pleódopos, antenas y ojos
compuestos. Debido a que los trilobites están extintos, conocemos muy poco
acerca de su estilo de vida, a excepción de lo que podemos deducir de la
asociación con otros formas que tienen representantes vivientes y que están
asociados a los trilobites de una manera u otra, y de reconstrucciones
cuidadosas del paleoambiente en el cual fueron depositados estos fósiles. Sin
embargo, la teoría de evolución nos ha provisto de un mecanismo para la
reconstrucción de detalles inimaginables de la naturaleza fisiológica y
molecular de esta primera forma metazoaria ampliamente distribuida. Esta
reconstrucción es de tremenda importancia al proveernos un cuadro de la riqueza
y complejidad de estas primitivas criaturas metazoarias. También contribuirá
substancialmente a nuestro conocimiento del proceso que habría tenido que
preceder
a la aparición de estas asombrosas
criaturas, que en casi todos los lugares marcan el límite entre las rocas
desprovistas de vida metazoaria, y aquellas rocas que poseen abundante
evidencia de este tipo de vida. Sin embargo, antes de comenzar a explorar la
naturaleza de los trilobites pondremos algún fundamento esencial para las
premisas que utilizaremos en nuestra reconstrucción.
EL ORIGEN DE LAS CELULAS
Todos los organismos vivientes, incluyendo
los trilobites, están compuestos de células. La teoría de evolución propone que
estas células surgieron en el pasado distante de uno o más sistemas vivientes
simples, derivados mediante procesos naturales de los materiales presentes en
la tierra prebiótica. Estas protocélulas primitivas llegaron a establecerse y a
través de vastos períodos de tiempo desarrollaron sistemas complejos capaces de
replicar eficientemente los componentes necesarios para la vida. Durante este
tiempo fueron formados los detalles del código genético, fueron perfeccionados
los sistemas de enzimas necesarios para la duplicación del ADN, fueron
desarrollados los enzimas requeridos para producir los ARN mensajeros
funcionales, y fue establecido el aparato para producir las proteínas de la información contenida en el
ARN mensajero. Sea que este sistema se haya desarrollado primero, o que un sistema
mucho más simple involucrando solamente moléculas complejas de ARN capaces de
autoreplicarse y de actividad catalítica lo haya presidido, hoy día es una área
de especulación continua. Esta última sugerencia apareció primeramente para
ofrecer una vía de escape al dilema originado por la necesidad de la aparición
simultánea de las proteínas y del ADN
para codificar esas mismas proteínas. Sin embargo, existe muy poca
evidencia hoy en día del papel ampliamente significativo de estas moléculas
catalíticas ARN o “ribosomas" en las células modernas, y el problema del
cambio de un sistema de ribosomas a uno de proteínas gobernado por el ADN
permanece como un enigma. A pesar de que el origen de la vida no es el tema de
este estudio, es necesario hacer notar que este escenario, o cualquier otro,
pertenece al reino de la ciencia ficción debido a que requiere el origen
espontáneo de una célula viviente. En todo caso, es claro que antes del
Cámbrico Inferior, los detalles de la célula eucariótica moderna, de las cuales
los trilobites estaban formados, ya estaban completamente perfeccionados, como
veremos a continuación.
REVELANDO EL PASADO
¿Qué podemos saber acerca de la biología
molecular y celular así como de la fisiología de los trilobites? La premisa
fundamental de esta presentación es que nosotros podemos determinar con detalles precisos y
elegantes los mecanismos que estuvieron funcionando en las células y tejidos de
los trilobites. Esta premisa está basada en un pilar fundamental de la teoría
evolucionista: que rasgos comunes compartidos entre organismos diferentes a
nivel molecular o celular demandan un linaje evolutivo compartido. Esta
suposición es ampliamente aceptada y fortalece enteramente el movimiento
evolucionista, ya que es el fundamento de toda la taxonomía evolucionista
moderna. Aunque algunas similitudes anatómicas son consideradas como ejemplos
de evolución convergente (derivadas independientemente y no relacionadas
genéticamente), tales como el vuelo en los insectos, reptiles, pájaros y
mamíferos, tales casos son fácilmente identificables, y las similitudes que
existen a nivel celular y molecular son generalmente consideradas como
indicativas de un linaje común. De esta manera, los rasgos moleculares
compartidos por el guisante o alverja de y el hombre requieren haber tenido en
un pasado distante, un antepasado que poseía esos rasgos comunes (según el
árbol filogenético de Wray et al.). Cualquier otra conclusión requeriría de
eventos enormemente improbables para haberse duplicado repetidamente con
extrema precisión, falseando la presuposición fundamental de la sistemática
molecular y llevando la credibilidad más allá de los límites. Por consiguiente,
cualquier rasgo complejo compartido por los artrópodos actuales y el hombre, o
los artrópodos y los guisantes o alverjas de jardín, debió haber estado
presente en el antecesor común para ambas formas. Por lo tanto, la presencia de
rasgos de biología celular y molecular común entre los artrópodos modernos y el
hombre, u otros organismos actuales, requiere que estos rasgos fueran
compartidos por el antepasado común de los artrópodos y el hombre. Así, en
vista de que los trilobites fueron artrópodos, ellos también debieron haber
tenido esos rasgos, y nosotros podemos atribuir con confianza estos rasgos
complejos a ese metazoo primitivo.
Será necesario incluir algún material de
naturaleza técnica a fin de establecer el nivel de complejidad presente en las
células. Esto es inevitable, debido a que se necesita un trasfondo completo
para poder desarrollar de esta manera los puntos importantes. Estos detalles
son bien conocidos por los biólogos moleculares, sin embargo, no se nesesita
ser uno de ellos para poder entender los detalles de la complejidad a fin de
entender la importancia de los argumentos. Voy a comenzar considerando ciertos
procesos básicos compartidos por todas las células metazoarias. Después
examinaremos algunos rasgos complejos de los organismos metazoarios, incluyendo
los trilobites.
¿QUÉ ES NECESARIO PARA LA DIVISION CELULAR?
Cualquier célula, antes de dividirse en
una manera que le permita mantener la integridad del sistema debe duplicar su
contenido. El núcleo central de información, en la forma de ADN debe ser
duplicado de manera que dos copias equivalentes estén presentes en la célula.
Estas dos copias deben entonces ser separadas la una de la otra de modo que en
un sólo conjunto venga a residir cada una de las células hijas. La célula debe
también hacer copias de todas las otras moléculas que la mantienen comprimida
para prevenir la disolución de los contenidos celulares en la división. Vamos a
desviarnos de este tema tan profundo como lo es la complejidad de las divisiones celulares,
complejidad común a todos los organismos eucarióticos, y concentrar nuestra
atención únicamente sobre unos pocos puntos sobresalientes. A medida que
exploremos estas complejidades, tenga en mente que las células de los
trilobites se dividieron, y el proceso involucrado en los trilobites puede ser
claramente establecido a partir de cuatro premisas.
Transcripción: del ADN
a ARNm
Antes del desarrollo de las herramientas y
los recursos que se han producido en estos últimos veinte años, el proceso de
transcripción era ya considerado como muy claro. La célula requería una nueva
proteína, la ARN polimerasa (la enzima requerida para hacer una copia del ARN)
localizaba el gen correcto y producía una copia en la forma del ARN mensajero
(ARNm). Lo único que se necesitaba para el funcionamiento de nuestro trilobite
era un patrón de ADN, un suministro de nucleótidos de ARN y una enzima. Sin
embargo, un estudio cuidadoso del proceso de formación del mensajero en las
células eucarióticas ha revelado niveles de complejidad inesperados. ¿Cómo sabe
la célula qué genes son los ncesarios de entre los millones de ellos presentes
en los organismos eucariotas? ¿Cómo localiza el gen correcto? ¿Cómo sabe con
exactitud dónde ha de comenzar a copiar? Las respuestas a éstas y otras
preguntas han venido del desciframiento de un sistema llamado el
Complejo Polimerasa del ARN.
Traducción: del ARNm a
proteína
Una vez que tenemos el mensaje, podemos
tratar de entender el siguiente paso: la traducción. Este es el proceso más
formidable de todos. Las proteínas están hechas de varias combinaciones de
veinte subunidades diferentes llamadas aminoácidos. Las proteínas celulares
típicas tienen una longitud de 100 a más de 500 aminoácidos de longitud. La
mayoría de las proteínas sirven como catalizadores en los procesos celulares y
son muy específicas en los procesos que ellas controlan y en los substratos
sobre las que interactúan.
Hasta aquí hemos mencionado la
transcripción del ADN, un proceso en el cual el substrato y los reactivos
pueden reconocerse el uno al otro a través de una asociación directa de base
por pares. Ahora debemos habilitar una serie de combinaciones de tres bases de
nucleótidos para representar 20 aminoácidos que
virtualmente no tienen afinidad química
por los juegos de bases respectivos. De este modo se requiere de una molécula
traductora o "adaptadora" que pueda reconocer al aminoácido, o alguna
asociación del aminoácido en un extremo y al mismo tiempo pueda reconocer el
código del triplete de las bases del ARN
mensajero en el extremo opuesto. Estas moléculas transportadoras,
llamadas ARN transferentes (ARNt), contienen un juego de bases en un extremo
que son complementarias al código del triplete para un aminoácido determinado,
y otro sitio que reconoce una de las 20 o más enzimas específicas, llamadas
amino acetill-ARNt sintetasas. Estas enzimas poseen un sitio que de una manera
precisa identifica al ARNt correcto y otro sitio que reconoce al aminoácido
correcto. Ahora el ARNt cargado puede ser utilizado por la célula para traducir
el código del mensajero. Cuando es producido un ARNm con el código para una
proteína que la célula necesita, se inicia la síntesis de esa proteína. Este
proceso, en todos los organismos vivientes requiere la presencia de un
ribosoma, un complejo de proteínas y el ARN ribosómico (ARNr) involucrado en la
elaboración de las proteínas. Ningún mecanismo de carácter viable ha sido aún
propuesto para fabricar proteínas específicas en ausencia de un ribosoma; sin
embargo, los mismos ribosomas están compuestos por más de 50 proteínas
específicas distintas, y varias moléculas de ARNr muy complejas. ¿Cómo podría
entonces ser posible la elaboración de proteínas en ausencia de ribosomas? Esta
no parece ser una alternativa. El único mecanismo conocido para la síntesis de
proteínas en la célula es una fábrica, hecha ella misma de proteína. ¿Dónde
pudo haberse originado ésta si no había un mecanismo para la síntesis de
proteínas? Este es un dilema sin respuesta. El proceso involucrado en la
duplicación del ADN, la formación del ARNm y la síntesis de proteínas, los
procesos más fundamentales que cualquier célula debe realizar a fin de ser
considerada viva, son extremadamente complejos, incluso al nivel en el que
ahora los podemos comprender.
La formación de la proteína activa
De nuevo, hasta hace no mucho tiempo
atrás, se asumía que la proteína una vez elaborada, era capaz de amoldarse a sí
misma en una estructura activa, y comenzaba su papel funcional en la célula.
Este modelo estaba apoyado por la evidencia de que algunas proteínas, después de
ser desdobladas (desnaturalizadas), eran capaces de volverse a amoldar
espontáneamente en la conformación activa. Sin embargo, habían también muchas
proteínas incapaces de reestablecer su estructura nativa después de ser
desnaturalizada. ¿Qué mecanismo les permitía a estas proteínas ser producidas
en la célula en una forma funcional? La respuesta vino de manera inesperada. En
todas las células, tanto procarióticas como eucarióticas, estaban presentes una
clase de proteínas, cuyas funciones e incluso su existencia había sido pasada
por alto por mucho tiempo. Estas proteínas llamadas chaperoninas, están
constituidas por conjuntos de subunidades múltiples conteniendo anillos de
subunidades apilados lado a lado. Estos elementos son los responsables de capturar
las proteínas recién nacidas antes de que éstas tengan la oportunidad de
adquirir una conformación estable, y con la ayuda de los ATP, les facilitan
para que obtengan una estructura activa en un ambiente protegido. Una vez que
las proteínas han sido cultivadas en su correcta estructura, son expulsadas a
la matriz celular.
El cromosoma eucariótico
Las células eucarióticas presentes en
todos los organismos con los que generalmente estamos más familiarizados,
incluyendo a los seres humanos, contienen un vasto contenido de información en
forma de largas moléculas de ADN (de menos de 1 cm a más de 15 cms). Cada
célula somática en el cuerpo humano tiene una serie de 46 de estas moléculas.
Todo el ADN de una sola célula humana podría extenderse aproximadamente hasta 2
metros si las moléculas del ADN de todos los 46 cromosomas fueran puestos en
línea lado a lado. Este ADN es albergado en un núcleo con un diámetro de
alrededor de 10 micrómetros. Por lo tanto, la longitud del ADN en el núcleo en
una sola célula humana es 200,000 veces el radio del núcleo. Una ilustración
equivalente sería el de tener unos 70 kilómetros de cordón metidos ¡en una caja
de zapatos! ¿Cómo puede la célula empaquetar tal cantidad de ADN? Para poder
dividirse debe duplicar completamente la longitud de cada cromosoma,
produciendo casi cuatro metros de ADN. Después debe dividir ese ADN con
exactitud entre las dos células hijas resultantes. Para acelerar este proceso
el ADN es separado en cromosomas individuales, haciendo un promedio de 50 mm de
ADN en cada ser humano. Pero aún así todavía es más grande que el núcleo por un
factor de 5,000 o más. Por lo tanto, el ADN debe ser organizado de una manera
muy precisa para permitir que la célula tenga acceso a los genes necesitados, y
al mismo tiempo permitir al ADN su duplicación y división exacta para las
células hijas durante la división celular. Este proceso es facilitado en el
nivel más básico mediante la asociación del ADN con una clase de proteínas
llamadas histonas. Estas proteínas que son muy precisas vienen en cinco formas
diferentes, referidas como H1, H2a, H2b, H3 y H4. Las H2a, H2b, H3, y H4, con
la ayuda de algunas proteínas asociadas, forman un octámero muy estable que
contiene dos copias de cada molécula. Debido a que todas las histonas están
cargadas positivamente para poder interactuar con las que poseen carga negativa
de ADN, el ensamblaje del octámero
necesita la ayuda de varias proteínas especiales (que no son histonas) que
proporcionen el andamiaje. Esta estructura nuclear de la histona ensamblada es
tan fundamental para las células eucarióticas que es preservada a traves de
todo el espectro de las células eucarióticas vivientes casi sin modificación.
Por ejemplo, sólo tres cambios de aminoácidos distinguen a la histona H3 de una
alverja de la de un humano o un trilobite y la histona H4 humana difiere al de
la alverja sólamente en 2 aminoácidos. Una vuelta y media de la molécula de ADN
(alrededor de 140 pares de bases) envuelven
luego a cada racimo de histonas para
formar un nucleosoma. Los nucleosomas están asociados a estructuras más grandes
ligándose a la histona H1. Estas estructuras, llamadas solenoides, consisten de
un arreglo de seis nucleosomas ordenados en una hélice plana, acortando así
toda la molécula. Estos solenoides helicoidales se enrollan a si mismas en un
arreglo compuesto que está anclado a la columna vertebral del mismo cromosoma.
La columna vertebral del crornosoma está compuesta de una clase de proteínas
llamadas topoisomerasas con notables propiedades. Estas topoisomerasas (topo
II) están conectadas a la molécula de ADN en lugares específicos. La enzima
puede cortar una hilera de molécula ADN en el punto de ligamento, colgarse en
los extremos cortados, mientras la hilera de ADN no cortada pasa a través de
los extremos cortados, uniendo luego de nuevo los dos extremos cortados. La
estructura resultante ha logrado lo inexplicable: condensar una molécula de ADN
de 10 cm de longitud en una estructura 50,000 veces más pequeña. Sin embargo,
la complejidad apenas ha empezado.
Cada célula humana tiene 46 de estas
estructuras, las cuales deben ser duplicadas (a unas 92) y luego separadas
correctamente de manera que cada célula hija reciba un juego completo de 46
cromosomas. Noventa y dos cuerpos separados se mueven a través del citoplasma
en un viaje infalible hacia la célula hija correcta. Los cromosomas contienen
un segmento especial de proteína llamado centrómero hermano. La unión de los
microtúbulos al punto de ligamiento con el centrómero hermano en las
cromátidas, ocurre cuando un microtúbulo, comprometido en una serie de
impulsos, producidos por las elongaciones rápidas, hace contacto con un centrómero hermano de una cromátida y se
adhiere a ella. Si el microtúbulo falla al tratar de alcanzar el centrómero
hermano, se condensa y se impele de nuevo en otra dirección hasta ligarse a un
centrómero hermano. Una vez que una cantidad suficiente de microtúbulos, de los
lados opuestos de la célula, se ha sujetado a los dos centrómeros hermanos de
cada par de cromosomas, los microtúbulos comienzan a tirar en direcciones
opuestas dando por resultado la alineación ecuatorial de los cromosomas. Las
dos cromátidas se separan en el centrómero, y son llevadas a través del
citoplasma a lados opuestos de la célula en división. El mecanismo de
movimiento parece ser la contracción, expansión y despolimerización de los microtúbulos que
tiran de los cromosomas a través del citoplasma en la dirección correcta. Estos
mecanismos están presentes en todas las células eucarióticas, y la participación
de microtúbulos, y proteínas como la actina y la miosina en el proceso de la
división celular ilustra la complejidad de una característica que debe ocurrir
en todas las células eucarióticas, incluyendo aquéllas de los trilobites, los
primeros metazoos del registro fósil. Debemos tener esto en mente a medida que
exploramos otra característica de las células animales: la transmisión del
impulso nervioso.
La sinapsis
La célula nerviosa o neurona tiene sobre
su membrana un potencial eléctrico de cerca de 60 milivoltios negativos en la
parte interior. Este potencial es establecido mediante una bomba especial de
sodio/potasio que usa energía celular para bombear iones de sodio cargados
positivamente fuera de la célula. El impulso
nervioso es iniciado y propagado mediante un influjo de iones de sodio
dentro de la célula a través de canales de sodio proteínico en la célula. La
propagación es resuelta por la apertura sucesiva del voltaje cerrado en los
canales de sodio en la membrana a lo largo de la longitud del axón. Esta
proteína atraviesa la membrana celular unas 24 veces. A fin de que la proteína
sea producida en esta configuración, primero debe interactuar durante las
primeras fases de la síntesis, con un cuerpo citoplásmico especial llamado la
partícula de la señal de reconocimiento (PSR). Esta partícula reconoce
alrededor de unos 50 o más aminoácidos de proteínas no citoplásmicas a medida
que ellas van siendo producidas por el ribosoma y se unen a esta secuencia
líder, referida como la "señal péptida". La PSR adosada se liga
entonces a un receptor en el retículo endoplasmático, anclando el complejo de
la proteína ribosómica/ARNm naciente a la membrana del retículo endoplasmático
(RE). Entonces la proteína receptora alista un juego de proteínas poro en la
membrana RE formando un canal a través del cual la proteína naciente atraviesa
la membrana. Estas proteínas poro adhieren también el ribosoma a la superficie
de la membrana, liberando a la PSR de la membrana receptora. El voltaje regula
las proteínas del canal del ión, el sitio de la señal péptida, llamado sitio de
"señal de anclaje”, el cual está un poco más lejos en la molécula, y
contiene unas membranas solubles de aminoácidos. Estos aminoácidos penetran la
membrana, y paran, anclando la proteína en el lugar. Esta es seguida por otra
secuencia de aminoácidos llamada la secuencia de la "parada de
transferencia de la membrana de anclaje". Estos aminoácidos penetran
también la membrana y paran, formando una horquilla con dos pasajes de membrana.
Esto es seguido por una señal sucesiva de lugares de anclaje alternando con
lugares de parada de transferencia, hasta que se completan los 24 pasajes. De
esta manera no solamente la mayoría de las proteínas contienen la información
para sus atributos funcionales, sin que también deben estar codificadas con la
información para adquirir su dominio activo.
Estas proteínas son verdaderamente
asombrosas en su construcción, al pasar de un lado a otro de la membrana
celular 24 veces, y formando un canal con una puerta operada por voltaje, con
un mecanismo que impide que el flujo inverso. A medida que la despolarización
del nervio es recibida por la proteína poro, éste se abre y los iones de sodio
fluyen dentro del citoplasma, propagando el cambio de voltaje y activando la
misma respuesta en los poros adyacentes. Una vez que la membrana se despolariza
completamente, el segmento especial de bloqueo tapa el canal para prevenir
mayor despolarización, hasta que el potencial de la membrana en reposo sea
restablecido por la bomba de iones de sodio. Cuando un impulso nervioso alcanza
el final del nervio, éste debe pasar la señal sobre un espacio hasta la
siguiente célula nerviosa. La conexión entre estas células se llama sinapsis, y
el espacio que separa las dos células se denomina fisura sináptica. En muchas
células la transmisión es ajustada mediante la liberación de una sustancia
neurotransmisora, a menudo la acetilcolina, la cual es una pequeña biomolécula.
La acetilcolina es acumulada en las vesículas de membranas citoplásmicas, donde
una proteína antiportadora de iones hidrógeno intercambia acetilcolina hecha en
el citoplasma de la célula por iones de hidrógeno, bombeados hacia dentro de la
vesícula a expensas de la energía de la hidrólisis del ATP. La vesícula es
entonces transportada a través del citoplasma a lo largo de los microtúbulos
del citosqueleto hacia la membrana de la superficie sináptica. Este proceso en
sí mismo es sumamente asombroso porque las moléculas de tipo kinético
simplemente caminan a lo largo de los elementos del citosqueleto del axón de
una manera muy antropomórfica, acarreando las vesículas sinápticas junto con
ellas.
En la membrana de la vesícula hay un gran
número de proteínas singulares que no se encuentran en ningún otro lado fuera
de la membrana celular. Dos de ellas son la sinaptobrevina y la sinaptotagmina.
La sinaptobrevina se adhiere a un complejo de proteínas complejas llamadas NSF
(Factor sensitivo N-etilmaleimida) y SNAPs (proteínas asociadas del NSF
soluble). Este complejo a su vez se adhiere a la sintaxina--una proteína
encontrada únicamente en la membrana del plasma en la región de la sinapsis
anclando de esta manera la vesícula a la membrana. La sinaptotagmina, la otra
proteína vesicular mencionada anteriormente, tiene dos lugares de adherencia
para el Ca2+ en su lado citoplasmático. En la ausencia del Ca2+,
la sinaptotagmina se adhiere al complejo de sinaptotagmina-sintaxina-NSF-SNAP,
y previene la adherencia de la SNAP alpha, es decir la proteína de fusión.
Cuando un impulso nervioso alcanza la región sináptica, los canales de calcio
son abiertos, permitiendo que el Ca2+ entre al citoplasma. Cuando la
sinaptotagmina se adhiere al calcio, entonces la SNAP alfa puede adherirse al
complejo. Como resultado, la membrana de la vesícula se fusiona con la membrana
de la célula mediante un mecanismo todavía no resuelto, la respuesta de la
célula vecina.
También están involucradas en la selección
y dispersión de las vesículas citoplásmaticas las proteínas RAB, las cuales son
el sistema postal universal, de la célula. Por esta razón han sido llamadas el
correo de entrega inmediata de la célula. Estas proteínas se encuentran pegadas
como etiquetas de envío a todas las diferentes
vesículas en el citoplasma para
especificar su destino final. Cuando las vesículas llegan finalmente a su
destino, las etiquetas de envío son leídas y si la destinación es la
especificada, se les permite a las vesículas fusionarse y compartir sus
contenidos con el organelo receptor. Si la etiqueta específica algún otro destino,
a la vesícula le es denegada el acceso a ese organelo.
Mientras tanto, las proteínas
citoplasmáticas llamadas clatrinas identifican a la vesícula vaciada y la
envuelven con una jaula hexamérica que preserva a la membrana y a todas las
proteínas asociadas evitando que ellas se pierdan. La caja de clatrina
permanece pegada hasta que la vesícula pueda ser reunida con su
huesped endosómico en el citoplasma para
ser llenada nuevamente. Este proceso que solamente he podido describir en sus
detalles más sencillos, es común a todos los animales con sistema nervioso
central, desde el más simple invertebrado hasta el hombre. Debido a que este
proceso representa un mecanismo muy complejo compartido por insectos y humanos,
podemos decir con absoluta confianza que en los trilobites también funcionó así.
El desarrollo biológico de los trilobites
¿Qué podemos decir acerca de los complejos
mecanismos mediante los cuales un solo óvulo en el ovario de una trilobite
madre se convierte en una cría funcional? Bastante más de lo que usted pueda
imaginar, gracias a los avances recientes en nuestra comprensión de la biología
molecular del desarrollo. Aquí sólo podré darles detalles bosquejados de una
manera breve. Para nuestro ejemplo mencionaremos a un insecto que pasa por el
proceso de metamorfosis, la mosquita de la fruta, la Drosophila. Debido
a que estos insectos son muy pequeños, sería irrazonable obtener la prole de un
solo óvulo fertilizado. La estrategia usada por muchos insectos es la de poner
un huevo, que a su vez "se incuba en un huevo más grande", conocido
como oruga. La oruga es sencillamente una bolsa para la acumulación de material
alimenticio en preparación para la producción de la forma adulta. Sin embargo,
muy dentro y en lo más recóndito de cada oruga están las semillas embriónicas
de un organismo adulto completo. Denominados "discos imaginales",
estos tejidos especializados permanecen inactivos hasta la conversión en
crisálida, en cuyo tiempo la oruga se disuelve y los discos imaginales se convierten
en las diferentes partes del adulto. Este proceso en sí mismo es asombroso,
pero la secuencia de los eventos que lo conducen hasta la formación de los
discos imaginales proporciona una mirada sin precedentes al proceso de
desarrollo que será de gran interés en nuestro estudio del trilobite.
Mientras el huevo se encuentra todavía en
el ovario, se establecen gradientes de genes reguladores específicos dentro del
huevo. Estos ARNm o proteínas se originan o bien del mismo núcleo del huevo o
de las células accesorias maternas que rodean al huevo en el ovario.
Subsecuente a la fertilización las series adicionales de genes son activadas,
produciendo proteínas reguladoras adicionales en regiones específicas del huevo
ya fertilizado. Esta distribución asimétrica de las proteínas reguladoras da
como resultado que en cada célula haya una combinación única de reguladores. El
balance de estos genes reguladores determina cuáles de los genes son activados
y cuáles son reprimidos en cada una de las células y esta asimetría a su vez
determina la cabeza, cola y la diferenciación a lo largo del eje corporal
resultante.
Todo este sistema de desarrollo es
fantásticamente complejo. Los estudios genéticos en la Drosophila han revelado
una clase de genes de desarrollo que cuando sufren mutaciones no sólo producen
un cambio, como el color de los ojos, sino que producían efectos masivos que
son o bien letales, o resultan en cambios aberrantes en la forma en el cuerpo.
Por ejemplo una sola mutación genética en uno de los genes reguladores resulta
en que las patas crecen en el lugar donde se encuentran normalmente las
antenas, o en la formación de un segmento corporal extra con un juego de alas
extra. Vastas redes reguladoras enlazan cada uno de estos genes de desarrollo a
otros cientos de otros genes. Los investigadores han encontrado para su
sorpresa, que los genes que controlan el desarrollo de los vertebrados,
incluyendo a los ratones y los hombres, son estructuralmente muy similares, y
muy a menudo que los genes controlan partes análogas de los embriones de las
moscas y del hombre. Y de esta manera, se puede decir que estas secuencias de
genes de desarrollo, presentes en las moscas y en el hombre, también estuvieron
presentes en los trilobites.
Otro estudio ha revelado la posición de
estos genes en el cromosoma. Cuando las series mayores de los genes reguladores
que determinan la polaridad del embrión de la Drosophila (genes HOM-C)
fueron identificados y trazados, los investigadores descubrieron un hecho muy
asombroso; un hecho que no esperaban y que no estaban preparados para entender.
Los genes que controlaban el desarrollo del eje embrional desde la cabeza hasta
la cola se encontraban colocados en el cromosoma en el mismo orden que las
porciones anatómicas de los organismos (es decir colinearidad) cuyo desarrollo
los investigadores estaban intentando controlar. Este hecho no era esperado por
varias razones, siendo una de ellas la improbabilidad de que este arreglo
ocurra en ausencia de un diseñador.
Algunos años atrás, Murry Eden, un
matemático del Massachssets Institute of Technology (MIT), demostró la
improbabilidad de obtener genes en un orden especificado en el cromosoma.
Parece que no existe razón funcional para que éstos tengan que estar tan
ordenados, aunque este cuadro podría cambiar. Sin embargo, éste no fue el
descubrimiento más asombroso. Estudios subsiguientes en los vertebrados ―la
mayoría hechos en ratas―, pero también en seres humanos, revelaron que tipos
similares de proteínas reguladoras eran las responsables de la organización del
cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, en los vertebrados, incluyendo al
hombre. Y estos genes ―llamados genes Hox u homeóticos― eran muy similares a
los genes equivalentes en la Drosophila, (en algunos genes homeóticos la
similitud entre los de Drosophila y los de los seres humanos es de 98%)
e incluso están colocados en el cromosoma en el mismo orden que en los
cromosomas de la mosca de la fruta. Sin duda, estos genes debieron haber tenido
un origen común. Y debieron también haber estado presentes en el trilobite, la
forma metazoica más primitiva del Cámbrico. De esta manera estuvieron presentes
no solamente todas las complejidades de la célula eucariótica en la primera forma, sino también estuvieron en
su lugar en estos organismos, toda la complejidad insondable del sistema de
desarrollo, involucrando la interacción de miles de genes, que todas las formas
cefalizadas parecen tener en común.
El ojo del trilobite
El ojo ha sido un objeto de admiración a
través de la historia debido a sus críticas funciones. Seguramente la
existencia de un ojo compuesto completamente funcional en los metazoarios más
primitivos ha provocado de vez en cuando duda entre los evolucionistas acerca
de los orígenes. En el caso de los trilobites, éstos no solamente fueron las
formas más primitivas que aparecen equipadas con órganos visuales altamente
organizados, sino que algunas de las propiedades recientemente descubiertas en
el ojo del trilobite representan la "hazaña más grande de óptima
funcionalidad de todos los tiempos." El ojo del trilobite, de lo que
podemos obtener mediante el estudio de las formas fosilizadas, comparte muchas
cosas en común con los ojos de los insectos que hoy día conocemos.
Algunos trilobites del Paleozoico Medio
tienen un sistema óptico único desconocido en cualquier otra criatura. El
físico nuclear ―Director del Fermilab en la Universidad de Chicago― Levi-Setti,
y también aficionado a los trilobites declaró francamente y sin ninguna
vergüenza:
"Y
un descubrimiento final ―el que la zona interfacial refractaria entre los dos
elementos de la lente en el ojo de un trilobite fue diseñado (énfasis
adicional) en concordancia con las construcciones ópticas desarrolladas por
Decartes y Huygens a mediados del siglo diecisiete― se acerca de la ciencia
ficción."7
Los ejes de los omatidios individuales
estaban construidos de cristales individuales de calcita con el eje óptico del
cristal coincidente con el eje óptico del elemento del ojo. Esto representa un
problema inusual para el trilobite, debido a que una simple lente esférica
gruesa de calcita no hubiera podido resolver la luz en una imagen. El elemento
óptico del trilobite consiste en una 'lente compuesta constituida por dos
lentes de índices refractarios diferentes unidos a lo largo de una superficie
de Huygens. A fin de que un ojo como éste pueda enfocar la luz en los
receptores, tuvo que haber tenido esta forma de lente. Los principios ópticos
requeridos fueron elaborados primeramente por Huygens en el siglo XVII, pero la
lente del trilobite funcionó perfectamente usando estos principios ópticos
mucho antes de que este matemático holandés los descubriera. Los trilobites más
primitivos carecieron de estas lentes tan sofisticadas, pero tuvieron ojos que
fueron aparentemente más parecidos a los de los insectos que hoy conocemos.
Pero no hay formas intermedias conocidas en el registro fósil. Cuando aparece
la primera lente de Huyens, es completamente
funcional.
El mecanismo regulador del desarrollo del
ojo debe ser verdaderamente complejo. Unos 2500-5000 genes partcipan en el
proceso de su desarrollo. Algunos de los detalles de desarrollo están siendo
estudiados en la Drosophila debido a que algunos de los genes inductores
de cambio son conocidos. La faceta individual, u omatidio de un ojo compuesto,
como el de la drosophila, consiste en un racimo de ocho células, de las cuales
siete se transformarán en receptores de luz. Una de estas células retinales,
llamada R7, se descubrió que era la responsable de detectar luz UV. La ruta de
desarrollo de la R7 ha sido materia de intensa investigación por un buen número
de años. Dicho estudio ha revelado una cascada de interacciones que parecen
tipificar a la mayoría de las rutas seguidas por mecanismos externos de
activación en las células. La membrana de la célula R7 contiene una proteína
especial: el Receptor Tirosina Kinasa (RTK). Esta proteína incluye un sitio de
recepción extracelular, una porción transmembránica y otra porción enzimática
extracelular. Cuando un activador externo se une al receptor (en este caso el
activador es parte de la membrana de la célula número ocho), la molécula se une
a otra RTK, para formar un dímero. Las dos moléculas entonces se unen en
fosforilación recíproca de tres residuos de tirosina específicos, cada una
sobre la otra molécula. Una vez fosforilada, la parte citosólica puede unirse a
una proteína citoplasmática específica (GRB2) que reconoce a la RTK
fosforilada. Cuando la GRB2 se une a la RTK, puede entonces unirse a una
tercera proteína, llamada SOS. El complejo SOS causa que la proteína asociada
con la membrana (RAS) pierda GPD, la cual es reemplazada por GTP. En esta
condición la proteína RAS se une a una proteína llamada RAF, una kinasa
treonina/serina. Una vez unida a la RAS activada, la RAF es capaz de unirse y
fosforilarse y activar de esta manera otra kinasa tirosina/treonina, la MEK. La
MEK a su vez activa una enzima citoplasmática, la kinasa MAP, fosforilando
tirosina y residuos de treonina sobre esta enzima. La kinasa MAP está
aparentemente involucrada en la fosforilación de las proteínas ligadoras del
ADN y otras proteínas celulares claves que resultan cambio la dirección de la
diferenciación celular, de modo que dicha célula se convierte ahora en una R7
normal. Lo que es especialmente importante de esta cascada, es que ocurre en
todas los organismos eucarióticos multicelulares, y con pequeñas diferencias
también en las eucarióticas unicelulares (como la levadura y los protozoos).
Recientemente como resultado de las
manipulaciones de un gen clave (o maestro) de crecimiento, se han producido
moscas sin ojos y se han producido moscas con ojos distribuidos en varias
partes del cuerpo, incluyendo las alas, piernas y puntas de las antenas, como
resultado de la activación de los genes en varias posiciones antinaturales. Un
gen maestro similar ha sido encontrado en los vertebrados, los cuales tienen
ojos completamente diferentes a los de los insectos. El gen en los humanos,
ratones y otros organismos es casi idéntico al de la Drosophila. Cuando
el gen apropiado del cromosoma de un ratón y presumiblemente también de un ser
humano--fue insertado en una mosca, éste produjo ojos de mosca en todos los
lugares del cuerpo de la mosca que eran activados. Los dos genes son tan
suficientemente parecidos que el gen del mamífero puede causar la formación del
ojo de un insecto. Nuestra línea de razonamiento nos lleva a la conclusión de que el sistema de genes líderes
en el desarrollo del ojo, estuvo presente funcionando en los primeros
trilobites. Cada vez se descubren más vías de desarrollo que son "
evolutivamente conservadas," lo cual es un eufemismo para
"vergonzosamente similar" ― a través de un amplio espectro de
organismos, la mayoría de los cuales habrían tenido que estar presentes en los
trilobites. Por ejemplo, los genes responsables de la organización de la
simetría ventral/dorsal de los seres humanos fueron descubiertos usando los genes
de la Drosophila como pruebas moleculares. Los genes responsables por la
organización del cerebro humano en la embriogénesis fueron descubiertos usando
como los genes de Drosophila como sondeos. El ojo, el metencéfalo y la
médula espinal, el crecimiento lineal de los axones, la diferenciación del
tejido muscular esquelético y cardíaco, la respuesta fotoperiódica, la
diferenciación de los tejidos relacionados con la selección de las células de
muerte (apoptosis), la estructuración embriológica, la transmisión de señales
entre las células y miles de otros ejemplos más de procesos "
evolutivamente conservados" podrían haberse citado. Incluso la formación
de las extremidades en las moscas de la fruta es dirigida por un gen (el
Hedgehog), cuyo gen homólogo en los vertebrados (el Sonic Hedgehog) dirige la
formación de extremidades en todos los vertebrados, incluyendo los seres
humanos, los ratones, los pollitos e incluso los peces. El mecanismo elaborado responsable precede
claramente a cualquier organismo conocido que tuviera miembros. ¿De dónde vino
toda esta información?
El problema de la complejidad de los primeros metazoOS
He presentado unos pocos ejemplos
resumidos, tratando de ilustrar la complejidad de las células eucarióticas
vivientes y los organismos. Estos fueron fueron sacados de cientos o miles de
otros ejemplos que podrían haber sido utilizados de igual manera para
establecer los siguientes puntos. Los animales complejos más antiguos de los
cuales tenemos un buen registro fósil, los trilobites, aparecieron en el
Cámbrico más remoto. El comienzo del Cámbrico es muchas veces definido como el
momento cuando aparecieron los primeros trilobites en la columna geológica. Los
trilobites son artrópodos, en la misma línea de los insectos modernos. Las células
de los trilobites se dividieron de una manera similar a las de cualquier
eucariótico moderno. Los mecanismos estaban todos en su lugar, y todos
funcionando como lo hacen ahora. Los trilobites tuvieron sistemas nerviosos tan
complejos como los de los insectos de hoy en día. Las sinapsis en el sistema
nervioso de los trilobites funcionaron tan ciertamente como los hacen las
sinapsis de los organismos modernos en la actualidad. Los ojos de los
trilobites manifestaron toda la complejidad y el
desarrollo integral de las formas
modernas. Las complejidades que acabo de describir, estuvieron todas presentes,
y funcionando completamente en los primeros animales multicelulares de los
cuales tenemos registro. ¿Dónde y cuándo ocurrió la evolución? Esta pregunta ha
sido hábilmente esquivada por los
evolucionistas. Los sistemas que acabamos de describir no acontecieron
por accidente. Fueron diseñados. Cada paso dado por un trilobite es una
denuncia de las insuficiencias de la teoría de la evolución. Esto es el por qué,
cuando los evolucionistas como Stephen Gould escriben libros acerca de las
formas de vida más antigua, evitan cuidadosamente mencionar del problema de
aparición repentina de las formas infinitamente complejas. Sus actitudes son,
"está ahí, por lo tanto, la evolución debe ser capaz de hacerlo." La
evolución es una caja negra, ¡Es magia! ¡Es evolución!
Hablando acerca de la escasez de evidencia
fósil en el Precámbrico, Leonard Brand escribe:
“Una de sus mayores suposiciones [la de los
biólogos evolucionistas] es la de que el reloj molecular es confiable... Cuando
Levinton dio su conferencia [en las reuniones
de la Sociedad Geológica Americana (GSA), en Nueva Orleans] él indicó
que el reloj molecular puede ser mejor comparado con el cuadrante de un reloj
solar en la sombra, lo cual no es de mucho aliento para su método, pero él y
sus colegas todavía creen que proporcionó suficiente información para verificar
la teoría de la evolución rápida de la vida en base al Cambrico...
Basados en
la información obtenida de su reloj molecular, ellos concluyeron que la
divergencia inicial de las formas metazoarias vivas ocurrieron alrededor de
1200 millones de años atrás (+/- 50 a 250 millones de años). El comienzo del
Cámbrico es actualmente fechado alrededor de unos 543 millones de años atrás,
de modo que sus conclusiones requieren quinientos millones de años de vida
metazoaria antes del Cámbrico. Ellos también concluyeron que el comienzo de los
filum metazoarios no fue una explosión, sino que fue algo que de alguna forma
se extendió durante esos quinientos millones de años.
Un par de días después se discutieron estos
trabajos en la sección de “Temas candentes” a la hora del mediodía. Cuatro
científicos hicieron breves presentaciones
acerca de las nuevas ideas con respecto a la explosión del Cámbrico,
siguiendo luego un período de preguntas y comentarios por parte de la
audiencia. Muchas de las preguntas fueron acerca de los detalles técnicos del
método de investigación, pero sobresalieron dos preguntas. Antes de tratar
estas preguntas, es necesario explicar el trasfondo para establecer el
escenario completo. La propuesta de que los animales metazoos complejos,
antepasados de organismos tales como los moluscos, trilobites, vertebrados,
erizos de mar, corales, y muchos otros, existieron unos quinientos millones de
años antes del Cámbrico implica que los mismos estuvieron viviendo todo ese
tiempo sin dejar registro fósil. Esto requiere que bastante antes del Cámbrico
esos organismos existieron como formas de gusanos blandos o parecidas a larvas,
con la estructura genética general de los grupos cámbricos pero sin la
morfología esquelética.
Ahora las preguntas. La primera pregunta fue ¿por
qué los rastros fósiles (huellas, tramos y madrigueras fósiles) son muy raros
antes del inicio del Cámbrico, si estos
animales existieron por quinientos millones de
años? Un experto, reconocido mundialmente en huellas fósiles, se levantó,
presumiblemente para responder a esta
pregunta. Sin embargo, esta persona habló de otras
cosas y esta pregunta tan importante nunca fue contestada. Al final de la
discusión otro científico se puso de pie e hizo un comentario sobre la
implicación de que todos los filum con esqueleto desarrollaron esqueletos casi
al mismo tiempo en el Cámbrico. ¿Por qué todos estos tipos de
animales--preguntó él--estuvieron viviendo por tanto tiempo y luego haciendo
esqueletos todos al mismo tiempo? Luego dicha persona preguntó con cierto
vigor: ¿por qué están evitando la pregunta verdadera?' Después de una pausa,
uno de los miembros de la audiencia original contestó 'porque es verdaderamente
difícil (una pregunta difícil)'. Después, continuó diciendo, que ellos
esperaban que las respuestas vinieran como resultado de una investigación más
profunda de la biología del desarrollo.
Estas preguntas no fueron hechas aparentemente por
personas que dudaban de la teoría evolucionista, sino por científicos
evolucionistas deseosos de formular preguntas difíciles que necesitan ser
confrontadas a medida que ellos tratan de experimentar distintas hipótesis. La
explosión cámbrica presenta uno de los mayores desafíos
para las teorías naturalistas que permanecen sin ser resueltas.”
Algunas citas recientes de un artículo de
la revista Time sobre el origen de los metazoarios del Precámbrico son muy
instructivas para ayudarnos a entender cuán cerca están algunos evolucionistas
de llegar a la verdad. El artículo señalaba que todos los filum animal,
exceptuando quizás a los briozoos, estuvieron presentes en el inicio del
Cámbrico, y que todos aparecen en una pequeño intervalo de tiempo, ("de no
más de diez millones de años"). Las citas son las siguientes:
Stephen Gould, paleontólogo de la Universidad
Harward: "Rápido es ahora mucho más rápido de lo que nosotros pensábamos,
y eso es extraordinariamente interesante"
Samuel A. Bowring, geólogo del MIT:
"Ahora sabemos cuán veloz es rápido, y lo que me gusta preguntar a mis
amigos biólogos es, ¿cuán rápido puede ocurrir la evolución antes de que
empiecen a sentirse incómodos?"
Rudolph Raff, biólogo de la Universidad de
Indiana: "Deben existir límites para el cambio. Después de todo, hemos
tenido estas mismas estructuras de cuerpo durante quinientos millones de años."
G. M. Narbonne, paleontólogo de la
Universidad Queens: "Lo que Darwin describió en el Origen de las especies
fue la clase de evolución lenta de transfondo. Pero también parece existir una
clase de evolución que no es darwiniana y que funciona en períodos
extremadamente cortos de tiempo ―y ahí es donde está toda la acción."
Conclusiones
Hemos dado consideración muy cuidadosa a
una pequeña muestra de los miles de ejemplos de las complejidades compartidas
por formas modernas que podrían haber sido usadas. Hemos visto que partiendo de
una consideración cuidadosa de las evidencias, la teoría evolucionista no
explica el origen de los sistemas ricos en información que controlan el
desarrollo embriológico de los organismos biológicos.
Hemos visto que los primeros fósiles
metazoarios, abundantes y bien representados, los trilobites, fueron en cada
detalle complejos más allá de la imaginación, con ojos compuestos, con
pleópodos y branquias, con patas y antenas, y con formas complejas e incluso
esculpidas delicadamente. Tuvieron sistemas nerviosos y musculares completamente funcionales. Sus
ojos se desarrollaron mediante procesos no solamente similares a los de los
otros artrópodos, sino también al de los otros vertebrados, incluyendo al hombre.
Los complejos sistemas de desarrollo de formas cefalizadas estaban ya presentes
y funcionando. Miles de otras
complejidades de la biología molecular compartidas por formas actuales
estuvieron operando. ¿De dónde vinieron estas complejidades? Alegar que
vinieron de formas precámbricas que no fueron preservadas debido a que no
poseían cuerpos duros es argumentar de nuevo con la ausencia de evidencia. La
ausencia de evidencia en ciencia ha sido interpretada como la evidencia de la
ausencia. No existe una secuencia evolutiva precámbrica porque no hubo una
evolución precámbrica. La evolución como una explicación de la existencia de
los sistemas vivientes complejos es un concepto religioso sostenido por todos
aquellos que desean que el mundo no tenga un originador (o significado). Los
trilobites y otras formas aparecen en el escenanario completamente formados,
como organismos plenamentes competentes, y punto. No tengo que dar disculpas
por escoger poner mi fe en la existencia de un Maestro Diseñador, una posición
que es consistente con la interpretación
más clara de la evidencia disponible en el registro geológico, consistente con
la lectura más clara de libro de Génesis, y una fe que es positiva, elevadora y
llena de esperanza en el futuro.
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